2007_Huesca con encanto, 898km

septiembre 24, 2007

El sábado por la mañana y , como viene siendo habitual, nos encontramos todos en el Palacio de Pedralbes para pasar «perdidos» el «pont» de la Mercè (quien tuviera el gusto de no trabajar el lunes…).

Estábamos los habituales con alguna baja de última hora y algún añadido como Jorge que se presentó en coche y no con una, sinó con dos jovencitas… Para las mentes calenturientas decir que ante tal sueño había un pero… y es que ambas señoritas eran sus hijas.

La ruta hacia destino, aburridilla…ya sabéis A2 Lleida, N240 Monzón y Barbastro, A138 Ainsa. Y aquí empieza lo bueno.

Comimos bajo las arcadas de Plaza Mayor de Ainsa. Para quien no ha estado, decir que su casco antiguo es un pequeño conjunto de casitas de piedra y un castillo del que se conservan las murallas. Desde aquí salen muchas excursiones de turismo de aventura tales como decidir darte un remojón haciendo rafting por el río Ara.

Ainsa es la puerta de entrada al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, una auténtica maravilla de la naturaleza.

Después de la comida, nos dirigimos directamente al Hotel Bielsa (www.hotelbielsa.com), no hace falta decir dónde. Soltamos las maletas en las habitaciones y decidimos hacer una pequeña ruta de unos 14km. Justo a tiempo!!! Nos empezó a llover y descargó de lo lindo mientras nos duchábamos y preparábamos para cenar. La cena bien, cafés y copitas en el bar y, a las 23:00 cada uno empezó a desfilar hacia su habitación.

Ha amanecido entre brumas. Las montañas se percibían con ese aire de misterio que siempre produce la niebla entre los árboles. Frío y humedad, paz, tranquilidad… otro ritmo de vida.

Después del desayuno, todos dispuestos a salir. Hoy la ruta promete, nadie ha llegado tarde.

Nos hemos metido de lleno en el Parque siguiendo el curso del río Vellós a través de una carretera estrecha que parece ir encastada en las paredes de la garganta. El camino es una auténtica gozada para los sentidos. La vista queda impresionada ante las paredes verticales que parecen ir a caer sobre uno como si quisieran impedir el paso hacia algún lugar todavía más bello; el oído atento al ruido del silencio sólo roto por el rugido de las motos al pasar; el tacto se estimula con el aire frío de la mañana sobre la cara y el olfato percibe la hierba, el rocío de las hojas, la humedad sobre las piedras…

Las fotos no le hacen justicia.

De repente y sin querer que pase, la visual se ensancha, el camino no. El paso se convierte en una gincana en la que el ganador será el que consiga no caer en los múltiples socavones del camino. Los que vamos de paquete podemos disfrutar de las magníficas vistas en el ascenso hacia no se sabe dónde. Los que conducen atentos a la carretera de las mil curvas cerradas y pendientes imposibles. La bruma sigue entre los bosques, no sé ni hacia dónde mirar.

Arriba, un pueblo…Cómo se lo monta esta gente cuando tiene prisa? Yo creo que aquí la prisa no existe, es un vocablo olvidado.

Ahora la bajada por encima de los bosques, entre los bosques, por debajo… tremendo.

En la paradita, los comentarios eran todos los mismos: impresionante, precioso, que carretera…

Hemos pasado Biescas hasta llegar a Panticosa después de la comida.

La ruta de la tarde por una camino en el bosque que nada tenía que envidiarle a la de la mañana aunque la lluvia ha sido caprichosa y ha jugado con nosotros al tu paras y yo me escondo durante un buen tramo. Ponte traje, quita traje, póntelo otra vez y vuélvetelo a quitar…

Casi a las 18:00 llegábamos al cruce donde nos hemos separado del grupo para volver a casa con Enric, Cristina (que está hecha toda una campeona) y Espigares con Carmen, cada uno con su moto.

Gracias a todos por un muy bonito fin de semana.

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