2011_Mushing
marzo 20, 2011
Anoche nos acostábamos relativamente pronto, todos estábamos un poco cansados, Sonia y Adelin con sus dolores en los huesos golpeados. Hemos dormido planos.
A las 8:00h en pié y sobre las 9:45h llegábamos al Tarter en perfecto horario, habíamos reservado a las 10:00h.
En la zona de los trineos, dos chicos nos estaban esperando, el responsable de los perros y el guía.
Lo primero que nos sueltan es: ¿queréis perros veloces o lentos? La respuesta de hombres y mujeres es evidente.
Breve explicación sobre el funcionamiento del control del trineo, estabilidad, freno, subidas, curvas, órdenes a los perros y en marcha. Abre el camino Xavi, el guía con su trineo, todos les seguimos en un camino ancho y plano.
A escasos 300m primera parada, ponemos el ancla para bloquear el trineo y Xavi nos pregunta cuales han sido nuestras primeras sensaciones.
Por mi parte es una sensación algo extraña, los perros quieren correr pero debemos de mantener las distancias para que no hayan accidentes, la estabilidad es buena y me siento bastante seguro.
Seguimos todos hasta alcanzar un circuito donde hay una ligera subida, una curva bastante cerrada, acto seguido una subida pronunciada y finalmente una bajada con otra curva más suave. Nos explica cómo tenemos que afrontar cada tramo y nos ponemos en marcha dejando bastante distancia entre trineos.
La primera vuelta todo bien, la segunda Carlos ha salido disparado mientras los perros seguían tirando del trineo. El truco está en bajar ligeramente el cuerpo y llevarlo hacia el interior de la curva. En la tercera no hubo ningún accidente pero yo sí me he caído cuando hemos cogido velocidad para el regreso.
Finalmente hemos llegado a una velocidad sostenida hasta el punto de salida. Allí hemos hecho fotos a los perros y hemos charlado con el responsable de los mismos el cual nos ha contado que la base la tienen en Jaca, que los perros empiezan a trabajar al año y lo hacen hasta los 12-13 luego se retiran allí. Que organizan viajes de varios días en trineo en Laponia y en Mongolia, lugar a donde se irá en mayo.
Tras recibir el “carnet de conductor de trineo”, nos despedimos. Esto de los perros me ha gustado y no descarto quizás en un futuro hacer una ruta con ellos.
Un aperitivo al sol y una excelente comida en el restaurante la Sangría pone punto final a un fin de semana de actividades en buena compañía.
2011_Esquí de fondo
marzo 19, 2011
Ayer llegaron dos amigos a pasar el fin de semana con nosotros, Carlos y Adelin.
Previamente habíamos hablado por teléfono sobre las actividades que podríamos hacer y bajo la petición de Adelin hoy sábado nos hemos dirigido a la Rabassa para practicar el esquí de fondo.
Nos acostábamos que eran casi las 3:00h, no teniendo prisa nos hemos puesto en marcha a la 9:00h y tras el desayuno de rigor, Carlos nos ha llevado con su nuevo Volvo hasta nuestro destino.
Los cuatro alquilamos el material en la única tienda existente. Los esquís son muy ligeros y estrechos, la chica nos ha dado según nuestra altura la medida precisa, es decir: en mi caso 1,90m muy largos y sus correspondientes palos a medida con los esquís. Las botas son muy cómodas y llevan un enganche en su parte delantera.
Una vez fuera de la tienda a unos pocos metros llegamos a la zona de debutantes donde miramos cómo practican los demás y nos lanzamos.
El movimiento consiste en deslizarse sobre la nieve levantando la parte trasera del pié sincronizando los movimientos de las piernas con los brazos que llevan los palos largos. Al principio a todos nos ha costado coordinar el movimiento logrando mantener la estabilidad, a Carlos más que a los demás. Hemos seguido en esta zona durante un rato más.
Decidimos hacer un circuito para principiantes de unos 1,5Km para cambiar de panorama. El camino está muy bien marcado y solamente hace falta seguir las trazas del suelo. El problema principal ha sido que justo al principio hay una ligera bajadita que con unos esquís normales se haría sin pensarlo pero resulta que con estos es tremendamente difícil ya que no frenan ni en cuña.
Me lanzo y hago sin caerme los escasos 200m hasta llegar a la zona plana y me paro a esperar al resto. Primero se lanza Carlos y, cómo no, se cae. Luego Adelin y tres cuartos de lo mismo. Sonia decide quitarse los esquís y bajar andando. El resto del circuito bien sin incidentes. Cada uno de nosotros coge confianza.
Una vez regresado al punto de inicio nos dirigimos a otro circuito de principiantes de unos 1,8Km. El problema ha sido que para llegar a él, el camino estaba helado y con estos esquís es tremendamente fácil perder el equilibrio y resbalar cosa que le ha pasado esta vez a Sonia y casi se come un árbol.
Seguimos el camino que sirve para alcanzar tres circuitos, el verde, el azul y el rojo, la cosa se complica un poco más, a parte del hielo estamos en un doble sentido, varios esquiadores expertos nos adelantan o nos cruzan de regreso. También empieza la subida, Sonia se encuentra en este momento otra vez en el suelo, mientras nosotros la esperamos detrás de una curva, se quita los esquís y hace marcha atrás. Seguimos adelante.
Una vez acabada la subidita empiezan los caminos que combinan rectas con ligeros desniveles y curvas suaves hasta llegar a un punto donde la bajada es pronunciada. Estoy delante y vista la experiencia de antes, opto por descender dejando los esquís dentro de las marcas del suelo, poner el peso adelante y cruzar los dedos. Bien consigo mantenerme en equilibrio. No así en otra bajada un poco más adelante, nos vamos turnando con las caídas pero en general nos lo estamos pasando bien.
Finalmente acabamos el circuito y al regresar por el camino inicial optamos los tres por quitarnos los esquís y regresar al campo base andando, mucho más fácil.
Allí encontramos a Sonia tomando el sol, devolución en la tienda de alquiler, una buena cerveza con unas bravas tomando el sol en una terraza y regresamos a casa para comer.
Esto del esquí de fondo es algo que siempre he querido probar, ahora que sé lo que es a lo mejor otro día lo volveré a intentar…
2011_Randonnée
marzo 7, 2011
Hoy resulta ser fiesta en Andorra, es carnaval. Sonia ha quedado con unos amigos para practicar una actividad nueva para nosotros: el “randonnée” que consiste en ponerte unos esquís especiales, subir montaña para arriba y luego volver a bajar.
Quedamos en Canillo sobre las 9:00h pero Sonia, Eva y yo llegamos un poco antes y pasamos a ver a Marco y Albert en la tienda del Pic Negre. Desgraciadamente allí no alquilan este tipo de esquís especiales pero Marco se ofrece rápidamente a llamar a otra tienda en Grau Roig y efectuar la reserva del material. Siempre muy amable.
De paso antes de salir me compro unas gafas de estas que cambian de tonalidad según la luz, foto-cromáticas o algo así.
Nos reunimos con el resto del grupo y subimos hasta Grau Roig. Pasamos por Viladomat donde el encargado de la tienda nos esperaba con los esquís y botas.
Nos calzamos, las botas son bastante más blandas que las convencionales y los esquís llevan unas tiras con unos pelos, creo que de foca cuyo fin es no resbalar durante la subida.
Nos dan una breve explicación y nos ponemos en marcha. El grupo está formado por tres chicas y cinco chicos con esquís y otros dos chicos con raquetas.
Nada más haber recorrido escasos 300m a Sonia le da un bajón de azúcar, tengo que decir que hemos desayunado bien en casa. Decide quedarse en el bar que hay al lado y nos dice de seguir, pues allí que vamos, no me habré levantado a las 7:30h para volver a casa pa na…
Nos metemos entre unos árboles hasta llegar a una explanada, hasta aquí tengo que reconocer que ha sido fácil.
Empieza la subida. Tomás, el que quiere hacer de “profe” nos indica de seguirle y de tomarlo con calma, Eva y yo le seguimos.
Al principio bien, luego la subida se hace empinada, seguimos en zig zag y nos enseña a girar los esquís mientras los tres perros que nos acompañan se lo pasan en grande subiendo, bajando y jugando entre ellos.
Cómo es lógico en estos casos el grupo se rompe un poco, los que son expertos están arriba y los novatos abajo.
La dificultad va en aumento, seguimos las trazas que dejan los primeros pero la pendiente es complicada, los palos se hunden en el más de 1m de nieve a nuestro alrededor.
Cómo siempre me he puesto pantalón y camiseta térmica debajo del traje de esquí, empiezo a sudar y mucho. Hoy hace un día espléndido, sol y temperatura agradable. Me quito los guantes y cómo no pasado unos minutos en un giro me caigo en nieve virgen. Resultado: manos rojas y un “me c… en todo”.
Miro para atrás y me doy cuenta del tramo que hemos subido, importante diría yo. Finalmente llegamos a un punto cuya pendiente se suaviza. Paramos un momento a beber agua y nos ponemos en marcha.
De repente suena el móvil, Sonia me pregunta por donde andamos, npi, que cuanto nos queda, yo que sé, pregunto a Tomás el cual contesta que nos quedan unos 15-20m para llegar arriba y luego la bajada, primero en fuera pista y luego en pista hasta abajo.
En este último tramo me pregunto en repetidas ocasiones porqué he aceptado hacer esto, las piernas empiezan a fallarme y el cansancio va in crescendo. JL diría: que ganas de complicarse la vida.
Arriba, quitamos las tiras, nos reunimos con el grupo y empezamos la bajada en nieve virgen, vuelvo a caerme, me levanto y sigo.
Al llegar a la pista marcada un grupo sigue la bajada en fuera pista mientras Eva, un chico y yo seguimos recto.
Finalmente alcanzamos el punto de salida tras unas 2h de actividad. Sonia se reúne con nosotros y nos cuenta que tras recuperarse del bajón con un café americano, ha subido un tramo de pista marcada para sucesivamente bajar esquiando. Devolución de los esquís y una merecida cerveza con patatas en la terraza del bar al sol.
Nos despedimos y hasta la próxima vez, o no…