2013_Roma-Civitavecchia, Día 7, 131Km
junio 17, 2013
Nos levantamos a una hora prudente, ducha, maletas, desayuno y check-out, nos cobran 7€ por día por el parking de la moto y 4€ por día por persona que corresponde a la tasa que un hotel de cuatro estrellas tiene que abonar al estado italiano, que barbaridad.
Nuestro destino es el lago di Bracciano, ubicado al norte de Roma y al oeste de Civitavecchia cerca del confine con la provincia de Viterbo. Salimos cargados, recorremos varios kilómetros por la ronda de Roma en su lado oeste hasta coger una carretera de doble carril que nos lleva al desvío del lago. Me pensaba que aquí las temperaturas serían algo más bajas pero no, sigue el calor que nos ha acompañado durante toda nuestra instancia en Roma, ni siquiera la humedad que podría desprender el lago se hace notar, damos la vuelta completa al lago pasando por Anguillara Sabazia, Trevignano Romano y naturalmente por el pueblo que da el nombre al lago, aquí una parada técnica es obligada. Tenemos suerte en aparcar justo delante de una terraza a la sombra donde hay otros motoristas, una cerveza fresquita y de nuevo en marcha.
Dejamos el lago a nuestra espalda y empezamos a subir por la montaña, pasamos por Manziana, Tolfa y finalmente paramos en Allumiera donde buscamos un lugar donde comer. El recorrido, marcado en verde en la Guía Michelin, no tiene nada de destacable. En nuestro primer intento de comer nos dicen que no es posible pero nos indican otro lugar donde si nos sirven pasta y un segundo plato.
A primera hora de la tarde llegamos al puerto de Civitavecchia. Mientras Mon espera fuera al lado de Ultra y a la sombra, yo entro a comprar un agua bien fría, el mostrador cerrado indica que falta una media hora para que abran, salgo y bebemos mientras van llegando Harleys sin parar.
Una vez abierto el mostrador, hago una cola de pocos minutos, me entregan los tres tickets para nosotros y la moto. Decido así ir directamente a dejar a Ultra en el parking para el embarque, allí ya hay unas veintena de compañeras, la cierro y la dejo allí mientras unos chicos con el chaleco del Valencia Chapter comentan entre ellos de montar guardia por turnos, pienso: muy bien, así nadie vendrá a tocar las maletas, yo mientras tanto me voy a la terminal a sentarme tranquilamente a la sombra.
El resto de la tarde lo pasamos en la terraza del bar, pasan por allí muchos agentes de la Policía que se dirigen a tomarse un café o algo fresquito al bar y pienso que si son muchos pero al momento de pedir los billetes ni siquiera me han solicitado los pasaportes, curioso, más tarde cuando embarcamos tampoco lo piden, tanto control en los aeropuertos y ninguno en los barcos.
Son las 19:30h pasadas y nos dirigimos al parking que está repleto de Harleys, más o menos unas 300, allí una chica me pregunta si soy andorrano y le contesto que no, soy italiano, ella me dice que es andorrana pero vive en España y junto a ella está un viejo amigo de Mon que sale con el Maresme Chapter. No nos da tiempo para nada más, abren el embarque pero solo los conductores suben con las motos, los restantes pasajeros lo tienen que hacer andando.
A diferencia de la ida que, con el enchufe de Sergio, habíamos aparcado justo nada más subir al ferry, esta vez nos obligan a subir hasta la segunda planta, que en realidad corresponde a la séptima del barco, no sin tener dificultades, el suelo es bastante resbaladizo. Una vez aparcado llego al camarote cargado con todas las maletas y bastante sudado.
Duchita y nos vamos al bar a tomar una Coronita, aquí cómo en el resto del mundo es Corona. A continuación nos vamos a cenar y a posteriori a tomar café en cubierta. Poco a poco se va llenando de moteros en su gran mayoría españoles y algunos franceses.
La hora de salida prevista es para las 22:15h y teniendo en cuenta que este es el primer viaje de la semana, el domingo no viaja, pensamos que debería ser puntual pero no, el ferry sale con retraso para que siempre podamos afirmar que el transporte en Italia nunca es puntual.