2015_Born CC
enero 11, 2015
El primero a recomendarnos esta visita fue Xavi, la hemos ido posponiendo simplemente porqué, para efectuarla guiada, había que pedir previamente la disponibilidad por e-mail o por teléfono, finalmente esta semana he mandado la solicitud, la respuesta recibida el día siguiente ha sido afirmativa.
El sábado noche planificamos el día siguiente, decidimos ir a comer a la Barceloneta, una vuelta al teleférico del puerto y finalmente la visita a el Born Centre Cultural (http://elborncentrecultural.bcn.cat/es/portada).
Dicho y hecho… Una vez llegados al paseo de Colon entramos en el parking del Moll de la Fusta, un breve paseo y nos metemos en el Santa Marta, el local de un amigo, donde comemos sentados en el interior cerca de la puerta, hace calor, me quedo en camiseta, este invierno no tiene pinta de arrancar. Una vez fuera nos dirigimos a la torre de San Sebastian donde tras una breve cola, adquirimos las entradas y subimos por el ascensor. Una vez arriba tenemos que esperar todavía unos veinte minutos, el tiempo pasa, tic tac, Mon empieza a dudar que podamos llegar a tiempo a la visita, yo le digo que justo pero llegaremos.
Este teleférico fue construido en ocasión de la exposición universal del 1929 y une la playa de la Barceloneta con el mirador de Miramar en la montaña de Montjuïc. El recorrido dura aproximadamente unos 10min, pasa por una torre intermedia ubicada en el medio del puerto, alcanza una altura de unos 70m y desde arriba se pueden apreciar buenas vistas tanto del puerto cómo de una parte de la ciudad. A parte una pareja de españoles, el resto todos guiris obviamente.
Esta era, como diría, la prueba del nueve para vencer del todo el miedo a las alturas de Mon. Prueba superada con creces, bravo !!!
Al llegar, bajamos y nos metemos de inmediato a la cola para regresar, no hay tiempo para más.
Desde allí hasta el Born CC digamos que hemos andado rápidos, pero lo suficiente cómo para llegar 8min antes de la visita, en la reserva ponía que había que llegar 10min antes. Afortunadamente tampoco había tanta gente, de hecho una familia y nosotros.
Para empezar hay que situarnos, estamos dentro de lo que era un mercado cubierto con la diferencia que ahora es completamente diáfano, la estructura es de hierro y vidrio, la luz exterior del día va desapareciendo y, poco a poco se empieza a apreciar la iluminación artificial interior. Debajo hay las ruinas de las calles y los edificios del siglo XVIII.
llega la guía, empezamos la visita, bajamos, tras una introducción general nos informa de que todo lo que se ha podido averiguar de este lugar está totalmente comprobado por medio de documentación fehaciente en mano del ayuntamiento, después de una larga investigación y que finalmente se ha podido descubrir quien eran los propietarios de los diferentes edificios, que actividad había en cada casa, almacén, taller, que tipo de personas vivían en ella y un largo etcétera que nos va explicando poco a poco.
Al parecer en aquel siglo Barcelona y más concretamente esta zona era muy prospera, punto de llegada de mercaderías desde las Américas con destino Europa permitía a los habitantes poder vivir con un estatus muy por encima de otras ciudades, habían casinos, la gente vestía más al estilo europeo que al propiamente español, bebían chocolate, aguardiente, en definitiva vivían bien.
Sobre el tema del aguardiente, hay que mencionar que unos holandeses, famosos comerciantes, compraron en este barrio un edificio donde ubicaron una fábrica dedicada exclusivamente a la exportación de este producto, posteriormente la tuvieron que trasladar fuera de Barcelona debido al incremento de la demanda.
El tiempo va pasando sin que casi nos demos cuenta, dejamos atrás el recorrido inferior, así cómo la humedad que hay allí y entramos a la exposición permanente. Un muy buen número de objetos que, junto con las explicaciones muy bien dadas, nos hace la idea exacta de cómo era la vida en aquel entonces. la parte histórica que habla de la guerra ha sido simplemente una pincelada, básicamente son los hechos que indudablemente han producido el derribo de esta parte de la ciudad para permitir la construcción de la Fortaleza de la Ciudadella, que a su vez, una vez destruida, ha permitido la construcción del parque que en la actualidad persiste y posteriormente del Mercado del Born.
Éste, era básicamente un mercado de pescado, en aquel entonces el 40% de las ventas minoristas estaba en manos de el mercado de Sant Josep, más conocido cómo la Boquería y mirando más hacia esta zona el de Santa Caterina tenía más ventas. Así tras medio siglo de actividad, se convertió en el mercado central para mayoristas gracias a la buena ubicación, cerca del puerto, de la estación de França y del Nord y acceso desde el este de la ciudad.
Saludamos, salimos de la exposición permanente pero no del recinto, yo me había preparado a fondo documentándome en internet, nuestra última visita es al bar de Moritz donde pedimos, cómo no, una botella de 17.14 una particular cerveza que solamente se puede beber aquí y en la sede del fabricante. Se trata de una cerveza especial con jengibre, bergamota y cardamomo, buenísima, los grados: los del nombre… pedimos un par más para llevarnos a casa.
Interesante visita que deja un muy buen sabor de boca, la burra también, jeje, ahora a planificar otra ruta.
enero 13, 2015 a las 11:49 PM
Un día fantástico !! Cómo bien has dicho superado el tema de altura.
Y la visita al Born CC apasionante, recuerdo de pequeña haber ido cuando era el mercado al mayor, sin duda me gusta más la vista que tiene ahora… Me gusta hacer de guiri por Barcelona!!