2014_Niza-Venecia, Día 2, 583Km
junio 10, 2014
Sobre las 8:00h bajamos a desayunar, Pepe y Felipe ya estaban tranquilamente sentados en el jardín, el desayuno completo y todo de buena calidad. Si a esta hora hace ya tanto calor está claro que hoy lo vamos a pasar mal.
Con un poco de tráfico salimos de Niza y nos metemos en la autopista, como es sabido este camino alterna túneles y viaductos sin parar, los primeros nos ayudan a soportar el calor. Breve parada a media mañana, un bocadillo de pie al medio día hasta llegar cerca de nuestro destino de hoy: Venecia.
El hotel reservado por pepe siguiendo mis recomendaciones está lógicamente en tierra firme, Felipe se hace un pequeño lio con su navegador, en una redonda él se va por un lado mientras Pepe por otro, yo le sigo. Entre que unos esperaban al otro y viceversa al final lo clásico de toda la vida: preguntando se llega a Roma y al hotel llegamos.
Duchita bien fría, cambio de ropa, chanclas, bus que nos deja en Piazza di Roma justo a la entrada de Venecia, allí compramos unos billetes para el vaporetto que nos llevará a la Piazza San Marco y los del bus de vuelta.
Después de varias paradas bajamos, una cervecita fría y llevo al grupo a ver el “ponte dei sospiri” pero me equivoco de dirección y nos desplazamos un poco, mientras tanto Mon se compra un par de mini-máscaras de carnaval muy típicas de aquí. Volvemos sobre nuestros pasos y finalmente vemos el puente en cuestión. Seguimos caminando hasta la Piazza San Marco, fotos a unos y a otros, panorámicas y seguimos en dirección al “ponte di Rialto” en el canal grande. Durante el recorrido encontramos varios rincones donde echamos más fotos. Finalmente llegamos al puente en cuestión, aquí es donde realmente se aprecia la esencia de Venecia donde varias embarcaciones se deslizan sobre las aguas, se está haciendo de noche y las sombras juegan con los reflejos de las primeras luces artificiales.
Buscamos un restaurante para cenar y decidimos hacerlo, como no, en el mismo canal grande. Nos sentamos en uno de ellos, viene el camarero, un “Paqui”, le pedimos la bebida mientras leemos la carta. Al tomar nota de los platos le pregunto, por si acaso si los “tagliatelle ai funghi porcini” llevan frutos secos, la cara que puso parecía decir: no sé de qué me estás hablando. Le vuelvo a formular la pregunta y le brindo a que se vaya a preguntar al chef. Vuelve y me dice: no, no lleva frutos secos, aquí no servimos nada a los alérgicos (¿?), solo lleva nueces (¡!), le pregunto: me estás diciendo que no lleva frutos secos y lleva nueces, me parece que aquí hay algo que no cuadra. Vuelva a dentro y al rato me dice que se había equivocado. Empiezo a cabrearme.
Antes de que trajeran los primeros, miro atentamente la terraza y a los camareros y todos son “Paquis”, me entran las primeras dudas. Comemos cada uno su plato, traen el segundo y la verdad es que mi plato está hecho con tallarines al huevo que nada tiene que ver con el plato que yo he pedido, la pasta blanda y la verdad es que no puedo admitir que en Italia me sirvan algo así, me lo como porque tengo hambre.
Finalmente llega la hora del postre, le pido al camarero, el mismo de las nueces, tres “affogati al caffé” y me dice: no tenemos. Le pregunto: ¿Tienes helado de vainilla? Me contesta que sí. Le pregunto: ¿desde hace cuánto tiempo vives en Italia? Me contesta: diez años. Le digo: me parece muy fuerte que lleves en mi país diez años y ni siquiera tienes conocimiento de un postre que se sirve en todo el país. Mon se levanta para irse al lavabo y le digo: por favor puedes echar un vistazo a la cocina, creo que este restaurante está en manos de “Paquis” y que hemos tenido muy mala suerte. Al volver me confirma que en la cocina todos son de la misma raza. ¿Dónde vamos a llegar?
Pagamos sin dejar ni un céntimo de propina y poco a poco volvemos al punto de llegada por las calles y los puentes de esta peculiar ciudad que, como en otros casos, hay que ver una vez en la vida.
Bus, hotel y a dormir, mañana más.