2009_Phuket-BCN, Días 16 y 17

septiembre 10, 2009

Mañana tranquila en el resort, mientras Sonia estaba en el SPA, yo tomaba un poco el sol, hasta que las nubes lo han cubierto por completo, y leía un libro.

Alrededor de las 13:30h. hemos ido a comer en la terraza del restaurante hasta que la lluvia ha hecho acto de presencia y nos ha obligado a cambiar la mesa por otra dentro.

Check-out y a esperar el mini-bus que nos acompaña al aeropuerto que llega 40m. más tarde de la hora que nos habían dicho en un principio.

Embarcamos maletas que por suerte van directas a Madrid. A pesar de ser un vuelo doméstico, el avión es del mismo modelo que lo que cogimos al venir a Tailandia. Nos plantamos en la capital en poco más de 1h.

Nos quedan varios Bahts y una cena pendiente así que nos metemos en un restaurante con los chicos de Alicante y el tiempo se nos pasa volando.

Subimos al otro avión y, tras volver a cenar, nos quedamos dormidos durante gran parte de la noche. La Thai es, de todas la compañías aéreas que he probado, la mejor por espacio entre asientos, servicio al pasajero y a la calidad de la comida.

Al despertar nos damos cuenta de que solamente faltan dos horas para la llegada que pasamos entre el desayuno, un paseo al baño y la lectura de un libro.

Llegada a Barajas y consiguiente retraso en la salida de las maletas, tras media hora una chica nos avisa que el carrito ha volcado… bienvenidos a España!!!

Pasamos de una terminal a otra para embarcar de nuevo las maletas destino Barna.

Llegada en horario, Joan e Isa nos recogen en El Prat. Ahora si se ha acabado el viaje pero todavía quedan tres días de vacaciones 🙂

2009_Phuket, Día 15

septiembre 8, 2009

Tal y como estaba previsto hoy ha sido un día de completo relax. Nos levantábamos sobre las 07:30h. sin despertador, claro está que ayer nos acostamos muy pronto.

Desayuno y hemos ido a tocar la playa, más que nada para verla, y luego la piscina que da al exterior del complejo. El sol ya calienta, me pongo a sudar mientras leo un libro mientras Sonia se moja en la piscina.

Un extraño arcoíris redondo está encima de nosotros, parece un ovni. Les hacemos una foto ya que esto en Europa no existe.

Sonia lee un cartel que pone: iniciación al snorkel con bombonas en piscina. Allí que vamos. Mientras ella lo prueba, yo sigo tomando el sol con mi libro en la mano.

Hora de comer, en el hotel en una terraza junto a la segunda piscina, ella pasta yo pizza.

Tras la comida nos dirigimos a la tercera piscina o mejor dicho a la parte superior de la segunda. Un bañito, un poco más de sol y nos tiramos en el tobogán que une los dos niveles como críos.

Tras haberse dormido unos 20m. al sol, Sonia  se despierta decide abandonarme y retirarse a la habitación. Yo cambio de piscina.

Así ha transcurrido el día. Después de ducharnos hemos ido a Karon andando y nos hemos hecho un masaje thai de 1h. Como nuevos ya que las contracturas de ayer en la lancha se hacían notar y mucho. Cena en un italiano y de vuelta al hotel.

Mañana nos han dado permiso para hacer el check-out mas tarde de lo previsto ya que nos pasan a recoger las 15:00h., mejor así aprovechamos las últimas horas del resort antes de la terrorífica vuelta: 3 aviones Phuket-Bangkok, Bangkok-Madrid, Madrid-Barcelona.

2009_Phuket, Día 14

septiembre 7, 2009

Hoy hemos probado lo que significa la velocidad sobre el agua.

A una hora decente, las 08:45h. nos recogían en el hotel y nos llevaban al club deportivo de Phuket (www.royalphuketmarina.com/retail/leisure/Andaman-Leisure-Phuket.php).

La chica de habla española que nos hacía de guía, nos ha avisado de que en destino habían olas de 2m. y que cabía la posibilidad de que no pudiéramos entrar en la playa de «La playa» en Phi Phi Lei, si las olas aumentaban de tamaño. Por otro lado, también nos brindaba la opción de regresar al hotel sin cargo alguno. La aventura es la aventura así que pa lante.

Nos encontrábamos en un puerto deportivo de categoría superior donde los yates amarrados eran enormes. Allí, unas 25 pax subíamos a una lancha rápida con destino: las islas Phi Phi (www.andamanleisurephuket.com/).

Al salir de la bahía, el mar estaba bastante tranquilo pero conforme íbamos avanzando, las olas se empezaban a notar. Entre la velocidad, las olas y el mar cada vez más abierto, la lancha ha empezado a dar botes dando una sensación similar a la del Dragón Khan de Port Aventura.

Yo me lo estaba pasando en grande mientras Sonia y otras mujeres chillaban como locas. Hay que tener en cuenta también que nos habíamos colocado en la proa y en su parte exterior.

El sol calentaba encima de nosotros. Previamente nos habíamos quitado la ropa y estábamos en bañador.

Tras 1,20h. de travesía, llegábamos a la primera de las dos islas. Las olas seguían su ritmo incesante pero gracias a la experiencia del piloto, hemos podido llegar hasta la playa sin mayores complicaciones.

Una vez allí nos hemos encontrado centenares de turistas que habían escogido para hoy la misma excursión. La suerte ha sido que nuestro grupo ha sido el último en salir, por lo tanto antes de irnos de cada sitio todo estaba despejado. Mucho mejor para apreciar el paisaje, hacer fotos y estar más tranquilos.

Qué decir de la bahía, bueno en la película parece mucho más, supongo que las cámaras utilizadas para su rodaje estarían colocadas en una altura estratégica para obtener el efecto deseado. También hay que decir que había bastantes desperdicios de plásticos tirados por el suelo, una pena.

Nos ha llamado la atención un cartel que ponía: en caso de tsunami, dirigirse a la parte más alta de la isla en su interior.

Volvemos a la lancha y paramos a darnos un chapuzón en otra bahía pero sin playa donde el agua era profunda, tranquila y se respiraba paz. Sonia ha entrado y ha salido en un «no res».

Nos acercamos a la segunda isla y la más grande, Phi Phi Don y en un acantilado hay unos árboles cuyas ramas llegan casi al agua. Allí unos monos esperan a los turistas para comer plátanos.

Paramos frente a la cueva de los Vikingos y tiramos trozos de pan al agua donde una marea de peces se pelea por comerlos.

Siguiente parada para hacer snorkel. Yo había traído las máscaras y los tubos. Sonia nunca lo había probado y ha tenido problemas al ponerse la máscara porque decía que apretaba mucho. De nada ha servido mi explicación: si no va apretada, te entrará el agua. Se la hago más grande. Me tiro, se tira y a los dos segundos le entra agua y la aspira por la nariz… mal vamos.

Dice que el snorkel la estresa, normal, así no se hace…

Otra vez lancha y parada para comer en un restaurante, como siempre comida buffet thai.

Un mini descanso y de nuevo en marcha hacia otra zona para hacer de nuevo snorkel. Sonia hace fotos.

45m. más tarde nos dejan descansar 1,5h. en una playa que esta mañana no estaba pues ha bajado y mucho, la marea.

Finalmente tocamos tierra bastante reventados entre el sol, el viento, los botes y la natación.

Un tráfico impresionante para regresar al hotel. Ambos coincidimos en que la isla de Phuket en sí no tiene nada que valga la pena. Si las islas que se encuentran en su bahía.

Cena en la habitación y mañana día de relax en las piscinas del hotel, un día de descanso nos los hemos merecido después de tanto andar…

2009_Phuket, Día 13

septiembre 6, 2009

Amanece con el cielo completamente tapado, sigue el viento de ayer, quizás un poco más suave. Son las 06:15h. nos duchamos y bajamos a desayunar.

Nos habían dicho que para confirmar la excursión nos llamarían a las 07:00h. pero claro está que en aquel preciso instante no estábamos en la habitación. Siguiendo nuestros instintos o más bien nuestras ganas de ir, nos plantábamos en la entrada para esperar que nos recogiera el mini-bus. El que esperaba era él.

Subimos, hacemos un par de paradas más en otros hoteles,  recogemos un grupo de ingleses y luego una pareja de Barcelona, Carlos y Tere con los que hemos empezado a charlar.

El embarcadero estaba lleno de gente. Pagamos la excursión y en 15m. subimos al barco.

En esta bahía cuyo nombre es «Phang-nga Bay» hay cantidades de islotes que se han formado cuando diferentes placas tectónicas se han sobrepuesto. Es increíble ver que son en su mayoría bloques enormes de roca pero con una densa vegetación y con muchos árboles.

Las nubes en el cielo empiezan a desaparecer. Sonia se va con Tere a proa y nosotros fumamos un cigarro en popa en el área habilitada para ello. Luego nos reunimos adelante y me quito la camiseta, ya hay sol.

Una ráfaga de viento se lleva mi camiseta al agua… adiós Harley Melilla. Estoy de vacaciones y no es el caso de montar un pollo.

Primera parada: la isla de James Bond. La empresa que nos lleva se llama «Sea Cave Canoe» ya me imaginaba que los desplazamientos a las islas serían por este medio.

Nos asignan a cada pareja un «marinero» el cual, nos pide la cámara y nos hace cientos de miles de fotos, algunas buenas y otras malas. Tras pasar por una escalera y por agua llegamos a la famosa playa de la película «El hombre de la pistola de oro». Allí hay un montón de chiringuitos que venden souvenirs: muy turístico así que nos quedamos con la imagen de la roca vertical que se ve justo delante de la playa.

Regresamos al barco para luego volver a bajar a las canoas en escasos 30m. Pasamos entre islotes a una laguna resguardada.

La erosión ha dibujado figuras en la roca: un mono y una piraña gigantes entre otras. En toda la bahía la profundidad no permite ver lo que hay debajo del agua, el paisaje es lo que hay que disfrutar.

Regreso al barco y comida buffet correcta; lo único que ha faltado ha sido cerveza.

30m. de relax en una mini playa a la que yo he optado por ir nadando. Los japos van vestidos y con toneladas de cremas puestas; los ingleses van en bañador y en poco tiempo se han puesto como gambas… «Guiris».

15m. de trayecto y nos adentramos con la canoa en una cueva tan estrecha que para entrar hemos tenido que tumbarnos completamente. El susto que se he llevado Sonia ha sido importante cuando el marinero ha desinflado la canoa que ha cogido una posición tipo «V». Pero no sólo eso, también cuando las rocas se le han acercado a su cara. El decía «no problem»

Una vez dentro del islote y por arte de magia, la canoa ha vuelto a su posición original. Analizando lo ocurrido hemos deducido que lleva un mecanismo que quita el aire de los laterales para ponerlo en su parte central y viceversa.

Dentro reina la paz. Manglares donde hay árboles que crecen desde el agua. Curioso ver también un pez saltarín y una iguana. Fotos y salimos por el mismo sitio pero la marea ha bajado y ahora pasamos sin necesidad de tumbarnos.

1h. para regresar a nuestro punto de salida, aprovecho para tomar el sol mientras todos se ponen a la sombra.

En el camino de vuelta, antes de llegar a «Patong Beach» quedamos para cenar con Carlos y Tere. Llegamos a «Karon Beach», entramos en el hotel, yo sin camiseta y nos damos un chapuzón en una de sus piscinas.

La sorpresa ha sido a la hora de coger un tuk tuk, para ir de una playa a la otra nos pedían 300THB y es «o lo coges o lo dejas». Intentamos negociar el precio con varios y no había manera hasta finalmente encontrar uno que nos dice que  por 250THB.

Cena en un pseudo-italiano de un resort en la playa de Patong junto a Carlos y Tere y otra pareja de Alicante, Rubén y Carol.

Mañana nos levantamos un poco más tarde para ir a visitar las «Phi Phi Islands» donde se rodó la película «La playa»

En pié temprano, esta mañana toca por libre visitar la parte antigua de Chiang Mai, ubicada dentro de un cuadrilátero de antiguas murallas que en muchos puntos ya no se aprecian. La parte exterior está rodeada por un canal que da la vuelta completa. Solamente disponemos de 1,5h. para visitar lo básico antes de que nos recojan para llevarnos al aeropuerto.

Nada más salir del lobby del hotel un taxista nos ataca para ofrecernos un tour guiado por él con visita a una fábrica incluida: no gracias. El tuk tuk nos deja en el templo de «Wat Pra Singh». A pesar de que ya son muchos los templos visitados en estos días, tengo que reconocer que cada uno tiene su encanto y sus peculiaridades.

Ya sabemos reconocer las diferentes figuras de los varios Budas que son muchas: sentado, de pié o tumbado; más gordo o más delgado; dorado, blanco, verde o negro; calvo, con pelo liso o rizado; con oreja normal o alargada; tailandés, birmano o chino y seguramente me olvido algo…

Seguimos andando y visitamos el «Wat Jediluang» donde una enorme construcción muy antigua domina desde arriba el conjunto de los varios templos, aquí se encuentra la biblioteca y el museo budista.

Última visita el «Wat Chiangmun» cuyo templo está edificado en madera de teka y es el más antiguo de Chiang Mai.

De vuelta al hotel paramos justo al lado para comprar una tarjeta de memoria para la cámara de fotos ya que la última que compró Sonia no es compatible con mi PC. Las fotos de esta mañana no podemos publicarlas.

Con un retraso de casi 10m. sobre la hora establecida nos recogen y nos dejan en el aeropuerto. 1h. de espera y despegamos con destino Puket con 15m. de anticipo sobre la hora prevista. Hoy es el día del desfase de horas.

La llegada a Puket casi 2h. más tarde ha sido un poco caótica ya que nada más salir del aeropuerto una marea humana agobiaba a todos los turistas ofreciendo servicio de taxi. Claro está que el trayecto desde el aeropuerto hasta la zona de los hoteles debe de ser muy rentable debido a la hora de distancia que hay.

El guía llega con casi 15m. de retraso. Dice que el motivo es que ha habido un accidente. Bueno, el tiempo no acompaña, hace viento, nada de sol y el suelo está mojado. Nos explica un poco el mapa que nos entrega, las excursiones facultativas y que en esta época del año no nos podemos bañar en ninguna playa de la parte oeste de la isla. Nuestro hotel se encuentra justo por aquella zona pero al contratar el viaje no nos habían informado. Dice que no hay problema, hay muchas piscinas.

A mitad del camino ha empezado el diluvio universal…

Llegada al Hilton (www1.hilton.com/es/hi/hotel/HKTHIHI-Hilton-Phuket-Arcadia-Resort-Spa/photoGallery.do), mucho control para entrar y nos explica que es porqué hay muchos americanos en este hotel.

Ahora el notición: da igual el motivo (yo no he sido) pero Sonia ha tenido lo que no tuvo cuando se fue de viaje de novios: una habitación superior con esos dibujitos románticos en la cama hechos con flores, un ramo de orquídeas y una fuente con fruta. Vamos, la leche.

Descanso en la habitación el resto de la tarde, cena en el restaurante thai con algunos problemillas con mis amigos los frutos secos (plato devuelto y cambiado), un paseo cortito por el jardín y de vuelta a la habitación. Espero que mañana el tiempo nos acompañe.

Hoy por fin hemos podido dormir un poco más ya que nos han venido a recoger a las 09:00h., por otro lado el desayuno ha sido el más pobre de todos los días.

Primera visita a un mercado tradicional donde vemos en realidad el coste de la vida de aquí que es muy pero que muy bajo.

Primer tramo en 4×4, luego en lancha por el río. Volvemos al 4×4 para adentrarnos por un camino forestal hasta llegar al poblado de las mujeres jirafas. Dicho poblado está al lado de otro camino vallado bajo control del ejercito que conduce a un campo de refugiados birmanos a unos 5Km. Mimi nos dice que a partir de allí hasta llegar a la frontera de Myanmar, a solamente 2Km. más, las montañas están minadas y es prácticamente casi imposible pasar de un estado a otro.

Hemos tenido la gran suerte de que éramos los únicos cuatro turistas visitando a esta tribu llamada Karen. Hemos paseado por el poblado sin prisa haciendo fotos y comprando souvenirs.

Qué decir de estas mujeres, provienen de Myanmar y bueno, conforme crecen de edad van poniéndose el collarín más grande empezando desde 1Kg. de peso hasta llegar a un total de 5Kg. El inconveniente más duro es que año tras año el hueso se estira y con el pasar de los mismos ya no pueden vivir sin él, se les rompería el cuello.

Por otro lado son mujeres por línea general muy guapas, se las ve felices. Los niños como siempre monísimos. En el mercado de esta mañana, les habíamos comprado fruta y la hemos repartido con suma felicidad para ellos.

De camino al restaurante pasamos por muchos pequeños pueblos donde la mayoría de sus casas son de teka, madera que en Tailandia se encuentra en cantidad. En general tienen su jardín, su moto aparcada y en algunos casos un pick-up de la marca japonesa Izuzu, mientras para los turismos las predominantes son Toyota y Honda.

Comida thai de vuelta a Mae Hong Son y de nuevo al aeropuerto para regresar a Chiang Mai. Suerte que también hoy el tiempo acompaña por lo tanto el viaje ha sido tranquilo, Sonia ni si quiera se ha quejado…

Nos recogen en el aeropuerto y nos dejan en el hotel. Ducha y mientras Sonia se hace 1h. de masaje thai yo escribo esto. Mañana nos recogen a las 11:00h. para irnos al aeropuerto y coger el quinto avión de este viaje con destino Phuket.

Ahhh, casi se me olvida, esta noche volvemos a cenar al italiano (www.da-mattia.com/), así compensaremos el desayuno por una buena cena.

Hoy ha sido la jornada más divertida del circuito y también el día de despedirse del resto del grupo.

Amanece con un día totalmente despejado, el primero desde que estamos aquí.

1h. aproximada de recorrido en autocar y llegamos a unas instalaciones donde hay por lo menos unos 30 elefantes, de todos los tamaños, desde uno muy pequeñito hasta uno muy viejo. El sol ya pega y mucho.

Compramos plátanos, nos hacemos fotos, vemos el espectáculo y finalmente subimos a una doble sillas en sus lomos. Desde arriba las cosas se ven diferentes, una sensación parecida a cuando subimos a un camello en el desierto pero más estable y más alto.

Cruzamos un río sin mojarnos, la procesión estaba compuesta por 16 elefantes, nos hacemos fotos el uno al otro, nos cruzamos, nos adelantamos y nos adentramos en el bosque. En el recorrido hay mujeres que nos venden también caña de azúcar y más plátanos, nos dicen que comen aproximadamente unos 500 diarios y con piel incluida.

Llegados a un cierto punto tenemos dos opciones: seguir en elefante hasta el río o hacer trekking por la vegetación para llegar al mismo punto. La elección ha sido mitad y mitad, nosotros a píe.

Una vez llegados al río nos esperan unas embarcaciones de bambú, en doble parejas seguimos su curso. A mitad del recorrido un tailandés nos ofrece desde al agua, refrescos y cervezas y además trae cambio.

Volvemos al autocar, no antes de haber comprado la foto de rigor con un marco bonito. Una vez nos hemos ido Antonio nos explica que los marcos están hechos con excrementos de elefante.

Parada fuera de programa: un campesino sembrando arroz. En Tailandia no hay prácticamente maquinaria agrícola, el trabajo se hace todo a mano. Al campesino le compran el producto los intermediarios que lo revenden cuatro veces más caro que su valor de compra.

Seguimos nuestro camino hasta un restaurante ubicado en unas instalaciones de orquídeas, nos regalan una a cada uno, son preciosas de varios colores, fotos y a ver también unas mariposas gigantes, luego la comida.

14:30h. llegada al hotel, intercambio de e-mails, besos y abrazos, ellos se quedan, nosotros nos vamos, junto a unas hermanas de Barcelona, destino: aeropuerto.

Ya nos habían explicado que el avión era de hélices, Sonia se esperaba un avión viejo. Al saber que la compañía es la Thai y que el avión es para 30 pax se ha tranquilizado un poco. 1h. de espera y embarcamos.

Despegue sin complicaciones, el cielo sigue a nuestro favor, sin aparentes nubes al horizonte. El recorrido por tierra es de unos 250Km. que transcurre entre montañas con más de 1.800 curvas donde se tardan unas 5 horas.

En 1/2h. ya estábamos aterrizando. El avión recorre enteramente los 2Km. de largada de la pista, al final da una vuelta y regresa por donde ha venido hasta llegar a la terminal. Salimos, nuestra guía para hoy y mañana, Nini nos recoge con un pick-up con techo y nos sube al templo que domina la ciudad desde una montaña.

Allí muchos monjes novicios andan por el templo, no faltan como en todos los demás templo perros que vienen abandonados en estos lugares.

Mae Hong Son se ve como una ciudad pequeña donde la gente vive tranquila en medio de las montañas, su lago en el centro está siendo secado para su limpieza. Hasta hace unos pocos años atrás no era un destino turístico, ahora la ciudad se está preparando para ello. La atracción más famosa es la visita a la tribu de las mundialmente famosas mujeres jirafas. Mañana subimos a su poblado en 4×4.

PD1: he cambiado el orden correlativo de los días porqué me he dado cuenta que me faltaba uno ya que salimos de Madrid, viajamos todo el día y apunté el día siguiente día 1… lo correcto por el cambio de horario es día 1 y 2.

PD2: es cierto que viajo sin Harley pero, a diferencia de otros, la sigo teniendo aparcada debajo de casa.

La cena de anoche estaba muy buena pero en alguna parte había algo que me hizo reacción alérgica. Total que mientras Sonia dormía como un angelito, yo estaba peleándome entre el subidón y los antistamínicos. Ganaron los últimos y finalmente sobre las 00:20h. pude dormir tranquilo.

Como va siendo costumbre desde los últimos dos días, hemos sido los primeros en desayunar y en subir al autocar. La mañana ha transcurrido entre curvas, una parada para ver un geyser y visitas a las exposiciones de dos fábricas: la primera de joyas y la segunda de seda.

Ya hemos llegado a Chiang Mai (ciudad nueva), segunda en importancia en Tailandia. Hemos parado a comer en «Mi casa», un restaurante de un vasco que vive aquí desde hace unos 18 años, casado con una tailandesa. La comida… mejor la thai y él, de vasco, no tenía nada.

Subimos a un monte donde, por una carretera empinada y con muchas curvas, cómo no, encontramos un templo. El tramo final lo hacemos con un cremallera.

Allí, una vez descalzos, entramos y lo que más me choca es el Buda esmeralda. Vemos muchos soldados del ejército, hay como una especie de misa en su honor donde participan altos mandos, sacerdotes mayores, personalidades de la ciudad y reporteros de TV. Mientras Sonia se queda haciendo fotos, yo salgo a recuperar mis bambas, la verdad es que en estos días nunca me ha hecho gracia dejarlo allí fuera tirado. Antonio dice que no pasa nada, pero… si pasa me quedo descalzo.

El camino de bajada lo hacemos por una larga escalera. A nuestros lados, las barandillas son larguísimas serpientes que empiezan en su parte inferior y acaban en el punto más alto. Una vez llegados abajo, el autocar nos espera.

La siguiente y última parada era para ver unas cascadas dónde además, se podían probar grillos y cucarachas fritos. Con los primeros me he atrevido, con los segundos no, más que nada por su gran tamaño.

Un merecido descanso en el hotel y de nuevo en marcha a visitar el mercadillo nocturno y a cenar.

Mañana nos vamos a Mae Hong Son en avión y hacemos noche allí, para ello no es necesario llevarnos las maletas así que he comprado una mochila para llevar una muda de recambio. Las maletas se quedarán en la consigna del hotel ya que pasado mañana hacemos otra noche aquí.

Aquí el regateo es imprescindible, ellos empiezan con un precio y tú tienes que bajar considerablemente, menos de la mitad, ellos bajan y tú subes un poquito y así sucesivamente hasta que ambos nos plantamos. Entonces tú dices que es el último precio y si no les está bien, te vas, entonces ceden y te lo dejan. Lo mejor: la negociación se hace simplemente escribiendo los importes en una calculadora, no hace falta casi hablar.

Buscando un restaurante italiano recomendado en la guía nos hemos encontrado a otro cerquita del hotel: «Da Mattia». Lo lleva Stefano, un romano casado con una tailandesa.

Nos ha preparado una fabulosa cena a nosotros, a los que nos han acompañado en nuestra mesa: Inés y Cristina, de Málaga y  Rubén y Sayoa, de Pamplona. Otras 6 personas del circuito también han cenado allí por recomendación nuestra, por eso le he pedido una comisión que al final se ha quedado en una ronda de chupitos de limoncello gratis. Pasado mañana volvemos fijo.

PD: Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz… nana nana na na, nana nana na na, lala la la lala la laaaaa, lala la la la la!!!!

2009_Chiang Rai, Día 8

septiembre 1, 2009

Para no perder el autocar que nos acompañaba al centro, no pudimos cargar las fotos de ayer: problema solucionado.

Anoche fuimos al mercadillo. No encontramos tejanos, pero si un restaurante italiano de verdad. El dueño es de Verona, buena cena en compañía de otra pareja.

Esta mañana el desayuno ha sido exquisito, de todo y más. Hemos salido con 20m. de retraso supongo porque la gente ha repetido platos.

Primer tramo del recorrido con nuestro autocar para luego seguir con pick-up por carreteras secundarias y visitar dos poblados de las tribus de los «Akha» y «Yao».

Previamente habíamos comprado caramelos, lápices, piruletas, entre otras cosas como pastillas de jabón.

Cuando llegamos salen los niños a recibirnos y sus madres para vendernos collares y pulseras. El poblado está en una colina y sus calles empinadas son de barro. Entramos en una casa que está construida con cañas de bambú y paja.

Siguiente poblado ya más moderno con calles asfaltadas y luz y que pertenece a una tribu nómada que proviene de la China. Aquí pasa lo mismo, niños pidiendo y madres vendiendo.

Resumiendo, casi todos hemos coincidido en que esto es falso. Seguramente, en su época sí vestían con los trajes que llevaban cuando nos han recibido pero ahora ya creemos que es solamente un show para turistas.

Volvemos al autocar y nos dirigimos a Chiang Sen que forma parte de «el Triángulo del Oro». Desde allí se pueden ver Laos a su derecha y Myanmar (antigua Birmania) a la izquierda, divididos entre sí por el río Mekong y uno de sus afluentes. El guía nos señala hacia el lugar donde pillaron a Roldán.

Antiguamente, se llamaba «el Triángulo del Opio» precisamente porque esta zona era productora de amapolas: flores de la que se extrae la resina que a posteriori se transforma en opio.

Visitamos el «Museo del Opio» y conocemos su historia.

Las autoridades tailandesas se han puesto muy duras con este tema ya que las penas por tráfico de drogas van desde cadena perpetua hasta la pena de muerte.

Comida buffet Thai en un restaurante al aire libre y de nuevo en marcha hasta llegar a la ciudad fronteriza de Mae Sae. Allí bajamos del autocar y nos dirigimos a pié a Myanmar.

Previamente Antonio había tramitado los visados. Pasamos el control, una foto con una webcam y al otro lado de la frontera nos esperan varios tuk tuk. Aquí el tráfico es bastante caótico, el país es pobre, sucio, con carreteras mal asfaltadas o sin asfaltar…

Visitamos primero un templo en una colina, luego un mercado auténtico donde venden comida y animales, entre otras cosas. Las paradas son en el mismo suelo sobre telas, la higiene aquí es inexistente. Otro templo Chino para finalmente ver el mercado de la frontera donde hay imitaciones de todo tipo pero realmente muy pero que muy malas.

Regresamos al hotel cuando la luz ya nos deja. Una lástima no haber podido probar la piscina ya que nos habían dicho que cuando se va el sol, es posible que alguna culebra salte de la laguna a la misma.

Decidimos quedarnos a cenar en el hotel. Óptima decisión, un restaurante «italiano» con chef tailandés nos ha sorprendido con sus platos «para chuparse los dedos».

Dejamos atrás el hotel cutre de ayer y seguimos con el circuito. Dos horas y la primera parada en la misma carretera donde visitamos un campesino que cultiva piña. Todos probamos el exquisito gusto de la piña de Tailandia recién cortada, pequeña, muy jugosa y dulce.

Volvemos al autobús y empieza a diluviar. Ya hemos alcanzado la montaña y han empezado las curvas. Nuestro chofer disminuye la velocidad y seguimos pa lante.

A pesar de ser un país relativamente pobre, tiene en su mayoría, carreteras de dos carriles o más y arcén, éste es aprovechado por las motos en ambos sentidos y no pasa absolutamente nada.

Paramos a orillas del lago Phayao que da el mismo nombre a la ciudad. Aquí Antonio nos lleva a una parada donde nos ofrecen pescaditos de tan solo día y medio crudos con una especie de ensalada que lleva pasta de cacahuetes. Lógicamente ni tocarlos, prefiero tomarme un cappuccino con gusanos fritos riquísimos, de verdad.

Antonio nos ofrece una excursión facultativa para mañana ya que nos quedamos dos días en Chiang Rai: irnos a Birmania en la zona cercana a Tailandia para visitar a dos templos. La cogemos. Chiang significa ciudad y Rai vieja.

Seguimos 1h. más y llegamos a un hotel donde comemos en una terraza cubierta al lado de varios árboles. Ésta vez nos sirven directamente los platos a la mesa, rollitos, arroz, tres tipos diferentes de carne, patatas y fruta.

Volvemos todos al autobús para hacer escasos 300m. hasta el embarcadero del mismo hotel. En grupos de 6 pax remontamos el río Mekok durante una media hora y visitamos un poblado donde vive una de las tribus de la zona. Previamente habíamos adquirido caramelos, chocolatinas, rotuladores, etc. para hacer felices a los niños que a cambio juntan sus manos y hacen una reverencia.

Compramos algunos objetos de recuerdo y volvemos en las lanchas en sentido contrario hasta llegar al embarcadero del hotel de hoy y mañana (www.starwoodhotels.com/lemeridien/property/overview/index.html?propertyID=3160&EM=VTY_MD_3160_CHIANGRAI_DESTRES). Recibimiento con un té frío y nos acompañan a las habitaciones. Increíble sería poco para definir como es el hotel y la habitación. Sonia hace una fotos que voy a colgar porqué realmente merece la pena ver, una imagen vale más que mil palabras.

La buena organización de este viaje se hace notar pues este hotel no era el previsto y lo mejora increíblemente.

En breve saldremos todos juntos y vamos al centro a cenar por libre y a ver el mercado nocturno, así que mañana habrá más.