2018_Paris-BCN, Día 7

mayo 6, 2018

Ayer hablamos de la posibilidad de hacer el tercer intento para ver las catacumbas pero esta mañana hemos optado por descansar un poco más y tomarnos este domingo con calma así que hemos desayunado tranquilamente, ducha, fría por supuesto, mientras yo empezaba con las maletas, Mon preparaba la comida del medio día para llevarnos al tren, una tortilla de seis huevos con patata y calabacín y también una pechuga de pollo que hago yo mientras ella pasa a la ducha.

Recogemos el piso, tiramos la basura, sacamos las sabanas, cerramos maletas, envío un WhatsApp a Xabi para despedirnos y por última vez cogemos la L13 y la L1 hasta la estación donde llegamos con 1h de anticipo. Me siento y mientras Mon se va de compras me pongo a ver lo que está haciendo el Inter, gana 0-1 y acaba la primera parte 0-3, vamos bien. Vuelve Mon y acto seguido sale en la pantalla la vía del tren, allí que vamos sin ningún tipo de control de billetes, de documentación, de metal-.detector, vamos cómo antiguamente, alucino.

Subimos al vagón, nos acomodamos, el tren arranca, tengo hambre, comemos, una vez acabado, Mon va por dos cafés, yo me pongo con el blog, el tren va casi a 300Km/h.

Sin novedades al frente, un poco antes de la primera parada en Valence, pasa el revisor el cual se limita a verificar que el billete corresponde al asiento, yo podría haber sido otra persona pero parece ser que es lo único que les importa, tanto control para viajar en avión y tan poco en tren…

El tiempo va pasando, paramos en Nimes, Montpellier, Perpignan, Figueres, Girona para finalmente llegar a Barcelona Sants, esta vez, puntuales.

Subimos y nos dirigimos a la entrada de cercanías, Mon pasa la T-10 y me la da, yo la pongo y «titol esgotat» vaya, pues nada, no podía acabar el viaje sin ningún tipo de contratiempo, suerte que este no es ni siquiera un problema, saco uno nuevo y para casa que vamos.

Dejamos las maletas y nos vamos al Tennis a ver el clásico Barça-Real Madrid y a cenar algo, antes de la media noche a la cama con nuestro colchón duro, hoy seguro que dormiremos cómo angelitos.

Una semana se hace corta pero las hemos aprovechado a tope, la App del iPhone marca 74,7Km andando y 182 pisos subidos, París sigue siendo para mí la misma ciudad de siempre, esta vez he podido hacer cosas que no había hechos las veces anteriores cómo por ejemplo la visita del Panteón y subir a la Torre Montparnasse, ha estado bien, ahora hay que empezar a planificar el siguiente viaje, hay todo el tiempo del mundo.

2018_París, Día 6

mayo 4, 2018

Hoy nos ponemos en marcha a las 8:00h al igual que el resto de los días, desayuno, ducha fría, que energía… Mon decide ir a la «pelu» de la esquina para que le bañen y sequen el pelo, yo voy haciendo cosas en casa. Al rato vuelve, no hay hora hasta las 12:00h así que moño y al bar que vamos.

Hoy el Excel ponía: día libre. Esto significa que no hay plan así que bajamos al metro y pregunto a Mon: ¿A donde vamos? Me contesta que a ver la Sainte Chapelle (http://www.sainte-chapelle.fr/es/), me parece estupendo.

Llegamos una vez más a la «Île de la Cité» y nos metemos en un plis en la entrada, esto ya lo conocemos de sobra. Poca gente, que bien, entramos primero en la parte de la planta baja que ya de por si es muy bonita, luego subimos y allí nos quedamos con la boca abierta observando las increíbles cristaleras cuya altura es impresionante. No hace falta una audio-guía para saber sobre esta capilla, simplemente observando la luz que entra por las vidrieras es sinónimo de paz y armonía. Nos quedamos un rato largo y luego salimos.

¿Y ahora a donde? A el Mercado de los Niños Rojos en el barrio «Des Marais», muy bien, Google Maps y callejeando por aquella dirección que vamos. Paseando Mon entra en algunas tiendas, mientras tanto yo me peleo con el iPhone que de repente tiene todas las aplicaciones abiertas en horizontal y no hay manera de verlas en vertical, ya me pongo molesto, seguimos.

Pasamos por al lado del Centre Pompidou (https://www.centrepompidou.fr/es), un par de fotos y seguimos. Nos metemos ambos en un par de tiendas con cosas de casa muy chulas, no encuentro donde cambiar los parámetros del giro de la pantalla, sigo molesto.

Pasamos por al lado del Museo Picasso (http://www.museepicassoparis.fr/), naturalmente seguimos nuestro camino hasta llegar al «Marché des Enfants Rouges». Se trata del mercado más antiguo de la ciudad con más de 400 años de historia, entramos, la sorpresa ha sido que en realidad es increíblemente pequeño, nos damos un paseo que acabamos en unos 15min, en el se vende pescado, carne, vegetales, frutas y algún que otro bar pero nada más. Salimos, el iPhone se ha puesto bien solo, milagro!!!

¿Y ahora que? Mon dice de volver a Montmartre, después de la consulta a la App del transporte, cogemos un par de líneas de metro y llegamos a los pies de la colina. Ahora hace mucha calor y el sol quema, subimos primero haciendo zig-zag por unas calles hasta llegar a dos tramos de escaleras, que empezamos a subir. La cantidad de quilómetros que llevamos acumulados en estos días, unos sesenta hasta ayer, se hacen notar en las piernas y nos cuesta un poco subir, es lógico.

Ya arriba vamos paseando por las calles repletas de gentes y vamos entrando en diferentes tiendas de souvenirs para ver si encontramos algo para comprar, bueno, sobre todo Mon, yo en muchas ni entro y me quedo al sol.

Empieza la bajada, entramos en una última tienda y compramos un mini-cuadro puesto en un mini-caballete con un dibujo de un ajo que me ha gustado mucho, así tendremos un recuerdo de París en nuestra cocina.

A media bajada, paramos en un restaurante pseudo italiano donde comemos un par de «Tagliate» que no han estado mal, además alucinar, nos han invitado a unos chupitos de «limocello» del bueno, genial, seguimos.

Vamos ahora de nuevo a intentar entrar a las catacumbas y de nuevo el cartel expuesto de cerrado nos impide entrar, no hay problema, regresamos al metro y paramos para subir a la «Tour de Montparnasse». Después del control de seguridad, subimos al ascensor que, según dice una escrita en la pared, es el más rápido de Europa, pues efectivamente en nada estamos en la planta 56.

Aquí damos una vuelta casi completa y seguimos andando tres plantas más arriba para finalmente llegar a la terraza descubierta. Un día precioso para estar aquí, dicen los parisinos que odian a este rascacielos por haber roto el skyline de su ciudad pero es cierto que desde aquí se pueden ver todos los edificios emblemáticos porqué lo que está muy claro es que si subes a cualquiera de las construcciones elevadas ves a las otras pero no en la que estás.

Nos quedamos un rato largo, la sensación de paz es tremenda, un sistema de doble cristal interpuesto quita completamente la fuerza del viento, hay hasta un bar donde poder tomar una copa de Champagne, nosotros pasamos.

Regresamos a la tierra y nos metemos, una vez más, debajo de ella, esta vez en dirección al «Canal de Saint-Martin» donde daremos un paseo recomendado por Laura. El primer tramo está lleno de tiendas de campaña a ambos lados, una forma muy extraña de vivir con el claro consentimiento del ayuntamiento, al otro lado del canal vemos una cola para recibir alimentos, seguimos.

Vamos paseando, poco a poco se va llenando de gente de todo tipo que traen su propia bebida, cerveza o vino y se sientan a la orilla del canal para consumirla, vamos que es como un botellón pero más «chic», los que no queremos sentarnos aquí, lo hacemos en cualquiera de las terrazas de los numerosos bares a lo largo del canal y en las calles adyacentes.

Nos sentamos y nos tomamos un Aperol Spritz y un Mojíto, al levantarnos, otra vez, fallan las piernas, menos mal que hoy se acaba el «tour de force», lo que nosotros hemos visto en tan solo cinco días completos es digno de una medalla ya que hay turistas que ven menos en más días.

Propongo a Mon de ir a cenar en el «Barrio Latino» antes de retirarnos a casa, una vez allí encontramos un restaurante donde, en el momento de pasar por delante, nadie nos agobia a entrar, leemos tranquilamente el menú y entramos. La cena correcta, el vino también, el servicio fatal, se ha equivocado en tres de los cuatro platos pedidos, el camarero un crack.

Casi al final de la cena se sientan a un lado nuestro una pareja de argentinos en viaje de novios y entablamos conversación, son de Cordoba, ya han visitado Barcelona que les ha encantado, de París irán a Londres, luego Amsterdam, Rotterdam, Berlin, Praga, Helsinki, una capital báltica y finalmente de vuelta a Barcelona donde regresarán a Buenos Aires. Antes de levantarnos, le doy una tarjeta del Miño para que prueben nuestra paella, nos comentan que lo harán, nos despedimos y salimos.

Antes de entrar en el metro, Mon se da cuenta de que no tiene la cartera la cual cosa me extraña bastante ya que ella es muy cuidadosa con eso pero que le vamos a hacer, siempre viajamos con doble documentación por si acaso, ella me dice que seguramente se debe haber caído en el restaurante, regresamos. Una vez allí, Mon la encuentra justo debajo de la mesa, los argentinos y una mesa más numerosa de otros extranjeros al enterarse se ponen a aplaudir, yo levanto los brazos y Mon se pone a bailar, menos mal que esto ha quedado en una anécdota.

Llegamos a casa una vez más, reventados, a dormir!!!

2018_París, Día 5

mayo 4, 2018

Hoy Mon se levanta conmigo, mientras ella prepara el desayuno yo me peleo con el calentador sin poder solucionarlo. Pues nada nos duchamos como podemos con agua fría o mejor dicho, helada y salimos a la calle.

Café en el bar de la esquina y metro hasta «la Défense». Salimos al exterior para ver la nueva zona de oficinas y, sobre todo el arco moderno mandado a construir por el ex presidente de la República Francesa François Mitterand. Desgraciadamente está de reforma o, mejor dicho, de limpieza, si, si, lo habéis oído bien. Resulta que el «Arche de la Défense» es un simple arco a forma de «U» invertida enorme, hay que recordar lo que expliqué hace unos días que el primer arco del triunfo entraba hipotéticamente en el segundo y el segundo en este, bien, una estructura moderna recubierta por paneles desmontables que en este momento están de limpieza así que faltan todos los de el lado derecho.

Sacamos unas fotos y también a un enorme, debe de ser el denominador común de esta zona, dedo gordo de la mano, se trata de una reproducción del dedo del escultor italiano César, que nada tiene que ver con el general romano, realizada en 1965. El original medía 40cm y este 12m.

Regresamos al metro y nos bajamos para ver el Arco de Triunfo del medio, esta es una plaza con mucho tráfico en París, alrededor una marea de orientales intentando sacar fotos, nosotros damos la vuelta a la plaza para finalmente descubrir que el único punto con visibilidad idónea es la del medio de la isleta de la avenida central, desde allí la foto sale genial, vamos, la hacemos y nos vamos. Que agobio, por favor.

Caminamos hacia el Trocadero, edificación que alberga la escuela de arquitectura. Su ubicación es justo detrás de la Torre Eiffel al otro lado del Sena. Hoy si que hace calor, debe de ser por el sol y el cielo que está completamente despejado, me quito la sudadera y me quedo en camiseta, por fin!!!

Pasamos por la agencia a recoger las entradas para subir a la Torre Eiffel (https://www.toureiffel.paris/es), nos las entregan y nos citan para las 12-12:15h una persona nos acompañará hasta la subida del ascensor. Tenemos una media hora larga así que decidimos ir a tomarnos un café, quiérenos sentarnos en una terraza pero mientras le preguntamos al camarero donde nos podemos sentar a tomar un café, un energumeno que debe de ser el propietario del local le dice al camarero que estas no son horas para café y que las mesas ahora están para sentar gente a comer, nos vamos al siguiente bar y para evitar que se repita la situación entramos a tomar un café en la barra, lavabo y regresamos a la agencia donde esperamos a que nos recogen.

Una vez llega el guía, nos acercamos a una de las entradas para acceder al recinto, pasamos dos controles de seguridad con metal-detector incluido en ambos y finalmente subimos directamente a la segunda planta.

Una vez salimos del agobio de la cola para subir a la cima, actividad no incluida en nuestro billete, podemos por fin disfrutar de las vistas a 360º sobra París, una gozada. Debido a que llevamos ya varios días en la ciudad, reconocemos al instante las siluetas de los edificios, sacamos fotos, selfies, disfrutamos paseando en ella, una vez acabada la vuelta completa empezamos a bajar, primero unos metros más abajo por unas escaleras y luego con el ascensor hasta la planta primera. Seguimos con las fotos para finalmente bajar el último tramos por las escaleras hasta tocar el suelo, salimos.

Habíamos dejado en la agencia, la borracha ya que no está permitido entrar con ella pero hasta las 15:00h no vuelve a abrir así que vamos a comer a un pseudo italiano un par de platos de pasta, una cerveza bien grande y fresquita, un par de cafés y ya ha llegado la hora.

Una vez recuperado el objeto en cuestión, vamos caminando hasta la boca de metro más cercana, unas paradas, cambio de línea y subimos al exterior para nuestra siguiente visita, el Panteón (http://www.paris-pantheon.fr/es/). Entramos y sacamos el ticket completo que incluye la subida a la azotea, todo un acierto.

Primero visitamos la planta baja, es majestuoso, inicialmente se construyó para albergar el relicario de santa Genoveva pero está dedicado a los grandes personajes que marcaron la historia de Francia exceptuando a los militares que se honraban en el Panteón militar de Los Inválidos.

Justo en el medio hay un péndulo que demostró en su momento la rotación de la tierra, el que está actualmente expuesto es una réplica.

Después de un intento para ver la cripta, vamos ahora al punto de encuentro para la visita en la parte superior, un grupo enorme de franceses y otro reducido de otras nacionalidades. Vamos subiendo poco a poco hasta llegar a la parte más elevada del edificio, hoy la cosa va de alturas. Una agradable sorpresa con las vistas a esta hora de la tarde y con bastante menos agobio que la mañana nos hace pasar un buen rato hasta que termina la visita.

Andando nos vamos acercando a los «Jardins de Luxembourg» (https://es.parisinfo.com/museo-monumento-paris/71393/Jardin-du-Luxembourg) donde entramos en seguida. Parece un día festivo y no lo es, repleto de gente de todo tipo disfrutando cada uno a su manera, gente leyendo, charlando, jugando, descansando, tomando el sol, parejas, amigos, familias, niños, jóvenes, fantástico.

Los recorremos por completo, salimos y entramos en otros más estrechos que siguen, se acaban y antes de entrar en el los siguientes, paramos un momento a ver y sacar una foto al la escuela de arqueología, un edificio atípico hecho con tochos rojos.

Seguimos caminando, hoy también tela marinera lo que hemos andado y aún no hemos llegado a casa. Poco a poco nos vamos acercando a la última visita programada de hoy, las catacumbas pero una vez allí un cartel expuesto nos decía que justamente hoy estaban cerradas, que pena, lo dejaremos para el domingo por la mañana ya que tenemos un hueco.

Llegamos a casa, una vez más reventados, volvemos a salir para comprar la cena, hemos encontrado una pescadería, intercambio unas palabras en italiano con el chico que despacha y que tiene a su hermano trabajando en Turín, volvemos a intentar arreglar lo del calentador y nada. Cena y a dormir, mañana será el último día completo aquí.

2018_París, Día 4

mayo 3, 2018

Hoy nos hemos alejado de la ciudad en dirección Versalles donde hemos pasado el día entero.

En un principio había programado el desplazamiento hasta Versalles cogiendo una línea de metro y luego la RER amarilla pero Xabi nos ha aconsejado de bajarnos en la estación de Montparnasse y coger cualquier tren que va en dirección Versalles, hay varios y así lo hemos hecho.

Una vez allí, salimos de la estación y en aproximadamente 10min llegamos a la avenida que lleva al palacio, venimos sin entradas pero en la oficina de información del ayuntamiento preguntamos a una chica que nos atiende en español, nos vende las entradas sin colas por tan solo 2€ más que en el palacio, se trata de una comisión oficial, claro. Además nos da un consejo que solamente eso vale más de la comisión, que es el de olvidarnos de entrar por la mañana en el palacio y disfrutar primero de los jardines, comer y después sobre las 15:00h sí, entrar.

Efectivamente al acercarnos a la entrada la cola era larguísima, al no saber si, independientemente de donde quieres acceder, hay que hacer o no la cola, le digo a Mon que se espere mientras voy a investigar. En seguida descubro que el acceso a los jardines es directo, sin cola y sin problemas, la llamo y nos reunimos en seguida.

Empezamos nuestra visita o, mejor dicho nuestro paseo, por el lado izquierdo donde podemos observar desde arriba de la terraza los diferentes dibujos de los jardines repletos de, cómo no, jardineros trabajando. Debe de ser un ejercito de jardineros teniendo en cuenta la enorme superficie que ocupa el terreno y sus diferentes jardines y bosquetes.

Vamos paseando, que paz, un pasillo, una curva, una fuente, una escultura, un poco de sol, un poco de sombra, una foto por aquí y otra por allá, es difícil captar la magnitud de lo que nuestros ojos están viendo. Pasa el tiempo y acabamos el primer cuadrante, ya nos encontramos en el estanque de Apolo, desde este punto un enorme canal casi se pierde en el horizonte

Más que un jardín esto se parece a un enorme bosque muy bien cuidado. Hay bastante turistas que optan por coger el cochecito eléctrico tipo campo de golf para desplazarse, otros lo hacen en bici, hay también un trenecito, en el canal barquitos, nosotros seguimos caminando hasta llegar al «Gran Trianon» residencia de la reina Maria Antonieta.

Aquí hay poca cola, entramos en seguida, otra interesante visita, una vez fuera podemos observar que detrás del edificio hay otro gran jardín cómo si no existiera el fin de este enorme complejo. Más tarde mirando un punto rojo en el folleto que nos entregaron al comprar las entradas leo que desde la entrada del recinto hasta el punto más alejado hay 3500m y se tarda aproximadamente 1h en recorrer esta distancia.

Queríamos visitar ahora el otro jardín de la reina pero desgraciadamente está cerrado así que nos vamos a comer en uno de los dos restaurante que hay, una «omelette» de champiñones para compartir y dos filetes con unas patatas fritas naturales cortadas de una forma que nunca había visto antes, muy buenas por cierto, sirven para recargar fuerza y emprender el regreso al punto de salida.

Hay que decir también que al levantarnos, nuestras piernas empiezan a fallar por el cansancio acumulado pero en seguida vuelven a andar de forma normal. Vamos visitando el resto de los jardines hasta llegar a la entrada del palacio.

Ahora la cola es menos de la mitad de la que había esta mañana, perfecto, entramos, audio-guías y visita. Teniendo en cuenta de que hay instancias grandes y otras menos pero que en todas ellas hay embudos provocados por la masa de gente que tiene obligatoriamente que pasar por las mismas puertas, la cosa se hace un poco agobiante.

Me quedo con el hecho de que este es uno de los lugares que han sido clave en la historia de Francia, hay que ver cómo vivían los reyes en aquel entonces para entender lo que significaba ser rey o formar parte de la elite, tanto espacio para tan pocas personas, esculturas, trabajos en madera, pinturas, frescos y sobre todo el color oro presente en todos los rincones del palacio hasta la saciedad, esto si que es horroroso.

Acabamos la visita, devolvemos las audio-guías, una rápida visita a la exposición de las carrozas en el edifico denominado Caballeriza Mayor, tren, metro, cenita y a dormir, estamos reventados.

Hay que contar también que inesperadamente el calentador ha dejado de tener la llama encendida, esto significa que no hay agua caliente, he intentado volver a encenderlo pero debe de tener algún problema ya que cuando suelto el pulsador se apaga la llama, consulto con Xabi el cual me dice cómo arreglarlo pero estoy tan cansado que lo dejo para mañana.

Mañana, como no podía ser de otra forma, tocas la Torre Eiffel.

2018_París, Día 3

mayo 2, 2018

El colchón de la cama es demasiado blando para nuestros cuerpos, no descansamos bien y encima esta mañana me he levantado con un pinchazo y casi no podía andar, menos mal que soy previsor y me he traído el gel antiinflamatorio y las pastillas. Poco a poco voy recuperando la movilidad, una vez preparado el desayuno, habernos duchados y vestidos salimos a la calle con muchas ganas de empezar el día, primer destino: “Le Viaduc des Arts” (http://www.leviaducdesarts.com/).

Prácticamente han convertido una antigua línea de metro abandonada en un paseo elevado de unos 4Km el cual cruza calles, edificios, combinando puentes, vegetación, flores, agua, murales y unas vistas diferentes sobre la ciudad y a sus edificios. Debajo, dentro de los arcos hay diferentes talleres de artistas que crean y vendes sus propias obras, nosotros nos limitamos a efectuar una parte del recorrido que nos acerca a «la Bastille».

Un paseo tranquilo y relajado en este día por fin soleado que nos ha ido genial como comienzo, lejos del bulicio de las zonas más abarrotadas de turistas, una actividad no tan conocida pero merecedora del tiempo dedicado.

Una vez llegados a «la Bastille», como no podía ser de otra forma, nos dirigimos al Dealer HD que lleva el mismo nombre, lo malo, no había absolutamente nada que nos ha llamado la atención así que salimos con las manos vacías y callejeando por el barrio “des Marais”, donde distintos locales ofrecen marisco fresco, llegamos de nuevo a la “Île de la Cité” cruzando el Sena por otro puente y poco a poco llegamos de nuevo a “Notre-Dame”.

Hoy hay muchísima menos gente que ayer, entramos en la catedral prácticamente sin cola, cogemos dos audio-guías y nos la recorremos toda. Al salir nos damos cuenta que falta tan solo una hora para que empiece el tour guiado programado para las 14:00h propongo comer algo rápido mientras Mon es partidaria de que nos vayamos acercando al punto de encuentro primero y que comamos algo por ahí, le digo que por aquí seguro que hay algo para comer rápido y cede. Cruzamos de nuevo el Sena y nos metemos en la misma calle donde comimos ayer para finalmente sentarnos en un buffet chino, a las 13:20h nos servían y ocho minutos después salíamos corriendo, ya habíamos pagado al hacer el pedido, buscando una boca de metro y entre que esa entrada no era de la línea que teníamos que coger, el desplazamiento a la entrada correcta, el transbordo a otra línea y el último tramo andando, hemos llegado 5min tarde, ni os cuento como tenía la cara Mon… la frase salida de su boca ha sido: no me vuelvas a hacer correr de esta forma nunca más porqué así me agobio y no puedo disfrutar. No le quito la razón pero ya se sabe, la vida del viajero tiene cosas buenas y otras no tanto.

La guía, una señora parisina entrada en años, nos entrega unos receptores de radio y unos cascos, iniciamos el tour, hoy visitaremos unas galerías secretas y entraremos en la Ópera Garnier.

La primera parada la efectuamos en el la plaza del Palacio Real donde residió el cardenal Richelieu que fue primer ministro Del rey Luis XIII. Las similitudes en la construcción en el centro de Paris son muchas, edificios bastantes parecidos, con los mismos acabados, mismas alturas, techos de pizarra y aquí podemos observar, al igual que ayer, que en esta plaza la ubicación de todo lo que hay en ella es completamente simetrica, diferentes hileras de árboles posicionados exactamente de la misma forma tanto en un lado cómo en el lado opuesto. Las fuentes, los bancos, las papeleras, hasta la sombra tiene el mismo dibujo debido al mismo corte de la vegetación, verlo para creerlo.

Abandonamos la plaza por una escalinata que dejamos atrás para meternos en la primera galería, quizás la más famosa de la época la “Galerie Vivienne” aquí todas las tiendas tienen la misma entrada de madera con grandes vidrios que dejan entrar la luz desde la bóveda acristalada que por cierto está en fase de rehabilitación. Nos cuenta la guía que esta sigue siendo un referente y que alberga boutique de moda, la única que tiene el suelo de mosaico.

Paris ha llegado a tener más de un centenar y tuvieron mucho éxito ya que las parisinas podían salir de compra sin la preocupación de la lluvia bastante presente en esta capital.

En la actualidad solamente quedan poco más de veinte.

Salimos de una y nos metemos en otra, cada una tiene un estilo diferente, con más glamour, con la bóveda más moderna, con restaurantes, en total visitamos tres de ellas. Si no hubiésemos hecho este tour seguramente ni siquiera las hubiésemos visto.

Poco a poco nos vamos acercando a la Ópera Garnier, después del, bajo mi punto de vista, inútil control de equipajes del tipo visto y no visto, entramos en este gran edificio de unos 6.000m2. Una vez dentro, una multitud de turistas aparecen y desaparecen desde todos los rincones, nosotros somos un grupo reducido de diez personas más la guía y nos resulta bastante cómodo poder seguir las explicaciones que empiezan por la entrada, siguiendo por la majestuosa escalera y los diferentes salones, hoy tenemos suerte al poder ver la sala con las luces encendidas, normalmente se encuentra a oscuras, personalmente opino que por ser el edificio tan grande el hecho de tener tan solo 2.000 asientos me resulta un poco extraño comparado con otras óperas visitadas anteriormente en otras ciudades.

El estilo de la decoración es bastante recargado con tanto color oro, lo que si me ha gustado y mucho es la escalera, en el lateral hay una barandilla, si así se puede llamar, de mármol de color verde en su base, proveniente de Noruega, de rojo en el medio, este es francés y blanco en la parte superior, en este caso argelino. Yo pienso: que raro ¿No hay nada que venga de Italia? Pues sí, hay unas estatuas también de mármol que llevan el amarillo de Siena, ya me quedo tranquilo.

Acabamos la visita, nos dejan veinte minutos libres, antes de salir compro un imán o mejor dicho una composición de pequeños imanes con imágenes en blanco y negro de diferentes construcciones de Paris. Una vez estemos todos fuera nos vamos a la Galerias Alfayette donde subimos a la azotea para observar el skyline de Paris y por supuesto su boveda interior esto ya en la planta baja.

Nos despedimos y seguimos a nuestro aire, primero nos tomamos un café sentados en una terraza, andamos hasta “La Madeleine” esta vez entramos, sigo pensando que es una iglesia tan atípica por fuera cómo por dentro, no merece ní una sola foto.

Nos metemos en el metro y llegamos a casa, dejamos las mochilas, salimos a comprar, hoy al Carrefour y a una frutería al lado de casa, cena acompañada con una botella de tinto, estamos agotados, hoy 13Km y 30 pisos subidos, a dormir pronto, mañana más.

2018_París, día 2

mayo 1, 2018

A las 8:00h el “despi” ha sonado y media hora después me he levantado y puesto en marcha con el desayuno, luego una ducha en el mini-baño, menos mal que el agua caliente no falla, falta café que nos tomamos en el bar de la esquina, muy bueno por cierto, metro y volvemos al mismo punto de encuentro de ayer.

Allí nos encontramos con mucha gente, más de treinta personas y un grupo ya se ha ido, uff.

La guía de hoy es Claudia, también madrileña como Jaime, salimos y llegamos a la plaza Vendome, aquí escuchamos las explicaciones mientras respiramos la paz en este rincón de la ciudad, tiendas caras, el hotel Ritz y en el medio una columna bastante ancha y elevada terminada con la forma de Napoleon que la hizo fabricar fundiendo la artillería enemiga caída en guerra.

De aquí nos desplazamos hasta el “Jardin des Tuileries” y nos plantamos justo en el medio, desde este punto podemos observar la perfecta simetría de este jardín, lo que hay en un lado, lo hay en el otro hasta el último detalle. Claudia también nos explica que desde aquí, mirando en ambas direcciones, si imaginamos una línea recta, esta pasaría por el medio del jardín, pasando por el Arco de Triunfo y finalmente en el arco de «la Défense», ubicado en la nueva zona de rascacielos alejados, por expreso deseo de los parisinos, a una zona limítrofe. Por el lado opuesto pasaría por el otro Arco de Triunfo, el primero que se ha construido, este de dimensiones mucho más reducidas y llegaría justo al medio del Louvre donde desde hace unos años está la famosa pirámide que hace la función de entrada al museo transmitiendo la luz exterior hacia la planta inferior. Por último saber que se dice que si se pudieran mover todos estos arcos, cabrían uno dentro de otro.

Seguimos nuestro camino hasta llegar a la entrada del Louvre, hoy cerrado por ser festivo, allí varias explicaciones sobre el edificio, su historia, el robo de la Gioconda que tanto la ha hecho famosa y un dato que sinceramente me ha sorprendido y es que si una persona quisiera ver la totalidad de las obras expuestas en el museo, unas 35.000, tardaría meses. Nosotros no tenemos ninguna intención de perder ni ese tiempo ni un solo día, así que pasamos.

Nos dirigimos al patio interior abierto para dar paso a los peatones y salimos por la parte trasera del conjunto donde podemos observar una iglesia de estilo gótico y una extraña torre justo en el medio de la plaza, aquí había la antigua ciudad medieval con sus varias modificaciones posteriores a lo largo de su historia.

Después de tomarnos un descanso rápido, café y lavabo incluido seguimos hasta la “Île de la Cité” pasando por el “Pont Neuf”, el primero en construirse totalmente en piedra y que daba la posibilidad de unir las dos orillas del Sena y la isla, además separando la parte peatonal con la del carruaje. El paseo sigue por el Palacio de Justicia, otro edificio enorme donde en su patio interior podemos observar la parte superior de la “Sainte Chapelle” que hoy también está cerrada.

Finalizamos nuestro tour, cómo no, en la iglesia de “Notre-Dame” Nos despedimos y siguiendo las indicaciones de Claudia, caminamos hasta una calle repleta de restaurante donde finalmente decidimos comer en un italiano. Comida muy buena, precio razonable menos el alcohol cuyo precio es exagerado, dos chupitos 12€ 😦

Metro y llegamos a nuestro siguiente tour, paseo por Montmartre y “Sacre Coeur”. En este caso también la guía es Claudia, otra vez un grupo de más de treinta personas, la zona está abarrotada de gente, hay que tener en cuenta que Paris es la ciudad más visitada del mundo, por aquí cada año pasan unos nueve millones de turistas. Nos acompaña también Jaime cerrando el grupo.

Subimos por las escalinata, la iglesia es preciosa, un estilo diría, cómo neutro o no definido, muy bonita poderla observar desde abajo encima de la colina. Una vez arriba, después de la cola para el control de los bolsos y mochilas, entramos, dentro bastante decepcionante, a nuestro parecer no tiene nada de especial, en seguida salimos.

Cuando ya estamos todos nos acercamos a la plaza de al lado, lugar donde los pintores exponen sus obras, aquí nos dejan diez minutos para poder dar la vuelta a la plaza y ver los diferentes cuadros expuestos, todos ellos a la venta desde 30€ hasta 2.000€.

Me fijo en un cuadro pequeño, acabamos la vuelta y le comento a Mon que quiero volver a verlo, al conversar con ella sobre la opción de adquirirlo, perdemos quizás no más de 3-4min, total que nos vamos al punto de encuentro y allí ya no había nadie. Empezamos a mirar tanto en una dirección cómo en otra y nada, Mon sugiere andar hacia una calle, lo hacemos hasta una escalera y al no ver al grupo retrocedemos, moral, los hemos perdido, no pasa nada vamos a callejear por estas calles repletas de gente, de colores y de vida, vamos bajando poco a poco, paramos a comprar en un local italiano que vende comida para llevar. Seguimos hasta que nos apetece sentarnos en una terraza a tomar algo, un poco más tarde pasa Jaime y nos pregunta donde nos habíamos metido, se lo explicamos y él nos dice que habían bajado por aquella escalera y acto seguido habían girado a la izquierda, no pasa nada.

De nuevo en marcha, ya abajo, pasamos por delante del “Moulin Rouge”, sacamos unas fotos, metro, casa, blog, redes sociales, cena y finalmente el merecido descanso, mañana hay que seguir.

2018_BCN-París, día 1

abril 30, 2018

La ciudad de la luz, este es el nombre que se le ha dado a París, yo no sabía el porque pero hoy me lo han explicado, mejor empiezo desde el principio.

El año pasado Mon me dijo que siempre elijo yo los destinos de las vacaciones, yo siempre le he contestado que elijo aquellos destinos donde aún no he estado pero en esta ocasión no me he podido librar, a Paris teníamos que ir así que en Navidad lo programamos para este año.

Hace tan solo un par de semanas, comiendo con Laura y Llorenç, le preguntamos si conocían a alguien que nos podía alquilar un apartamento y la respuesta fue que era posible, después de la consulta, ha salido uno cuyo inquilino, amigo de Llorenç, se iba de vacaciones y nos lo alquilaba al coste, si si, simplemente cubriendo los mismos gastos que les costaba a él. Contactamos directamente y cerramos el trato.

Nunca había organizado unas vacaciones en tan poco tiempo pero a veces las cosas pueden tomar un rumbo diferente y así propuse que el transporte iba a ser otro, nos íbamos en AVE que, por cierto, es más caso que ir en avión pero tiene otro tipo de ventajas, de centro ciudad a centro ciudad, no hay limite de peso con las maletas y un tiempo de desplazamiento razonable.

Sinceramente me esperaba diferentes opciones de horarios pero solamente hay dos trenes diarios, uno sale a la 9:25 y el otro sobre las 14:00 llegando a las 15:53 y sobre las 20:30, optamos por el primero.

Ayer, después de irnos a comer al Delta del Ebro para celebrar el cumple de Olga de Vicenç con Oriol, hemos preparado las maletas y pasada la media noche nos poníamos a dormir.

Esta mañana nos hemos puesto en marcha a las 6:30h para finalmente irnos a Sants con el cercanías de las 8:13h. Hasta aquí todo perfecto, salimos y en un plis llegamos a Girona y acto seguido a Figueras donde inesperadamente nos quedamos parados en la estación perdiendo casi una hora por un problema técnico.

Al final y a pesar de circular a una velocidad de unos 290Km/h, solamente hemos recuperado veinte minutos para finalmente llegar a Gare de Lyon con cuarenta minutos de retraso.

Una vez allí y siguiendo los consejos de Xabi, el amigo de Llorenç, compramos la tarjeta Navigo valida para una semana que incluye todo el transporte de Paris y que es bastante más barata que la típica tarjeta para turistas.

A pesar de haber tenido relativamente poco tiempo, es cierto que he venido preparado con Apps del transporte, haber contactado a tours guiados en español y un Excel para saber en cada momento que hacer y a donde ir, que raro en mí…

Llegamos sin complicaciones a casa de Xabi utilizando dos líneas de metro, teníamos los códigos para entrar en el edificio, en Paris no hay cerraduras y las llaves del apartamento debajo del felpudo ya que Carol, una amiga del Xabi, ha querido hacerlo así. Bueno, cómo anécdota tengo que explicar que Mon al subir al metro ha logrado meter las ruedas de su maleta entre el andén y él vagón y, al estirar, una rueda, se ha quedado por el camino, pero seguro que a la vuelta allí estará esperándonos…

Dejamos las maletas y vamos a comprar al super Auchan con bastante prisa ya que esta misma tarde tenemos programado el tour nocturno.

Compramos rápidamente lo que podemos, regresamos al apartamento y volvemos a salir, ahora llueve y la temperatura baja en picado rondando los 9 grados, que rabia, la semana pasada habían 22-26 grados y sol.

Llegamos al punto de encuentro en la plaza de la Opera Garnier con media hora de anticipo, el guía llega unos 10min después y el resto de la gente poco a poco hasta las 20:00h, al final hemos estado todo el tiempo parados debajo de la lluvia con chubasqueros y capuchas, empezamos el tour el cual pasa por el Boulevard des Capucines hasta la iglesia de la Madeleine (https://es.parisinfo.com/museo-monumento-paris/71158/Eglise-de-la-Madeleine) que desgraciadamente está parcialmente empaquetada por unas obras de rehabilitación. Se parece más a un templo griego que a una iglesia. Construida entre mediados del siglo XVIII y XIV por orden de Napoleón que la quería cómo panteón para la gloria de sus ejércitos, no tiene ni siquiera un campanario, la vendremos a ver otro día por dentro.

Después de una breve parada delante de una pastelería de una cadena muy famosa en Paris cuyo nombre es Laduree, llegamos a una enorme plaza donde está ubicada una noria y un enorme obelisco, aquí Jaime, el guía, nos cuenta su historia. Este obelisco ha sido un regalo del estado egipcio al francés y ha sido transportado en barco desde allí, lo curioso es que han tardado tres años y han gastado tantos francos que han desestimado traerse un segundo ejemplar.

Ahora Jaime nos cuenta el porqué París tiene el apodo de «la Ciudad de la Luz». Resulta que antaño no había alumbrado en las calles y en un momento dado de la historia de esta capital hubieron muchos asesinatos así que el jefe de la policía decidió poner alumbrado en cada cruce, esta solución redujo drásticamente el número de muertos y dio a la ciudad tal apodo.

Cada minuto que pasa nuestros cuerpos se enfrían más pero hay que seguir, lo hacemos por la avenida de los Champs-Élysées resguardados por los árboles hasta torcer a la izquierda y encontrarnos con dos enormes edificios, el Grand y Petit Palais. Se trata de un conjunto monumental donde en ellos hay exposiciones, hay que volver otro día para verlos por dentro.

Seguimos nuestro recorrido mientras el frío ya se ha apoderado de nosotros, paramos a observar el fantástico puente de Alexandre III, digno de ver, caminamos por la orilla del Sena hasta llegar al Puente Alma, trágico escenario del accidente de la princesa Diana, allí hay fotos de ella y muchas flores que se siguen poniendo día tras día.

Aquí se acaba el tour, un grupo tiene ahora el crucero por el Sena, no le tenemos ninguna envidia, lo que tenemos es muchas ganas de retirarnos a casa, antes pasamos por unos lavabos públicos y en metro llegamos en un tiempo relativamente corto.

Cena rápida y a la cama a calentarnos, fuera sigue lloviendo, Mon se duerme en seguida mientras yo escribo esto hasta que me entra sueño, hasta mañana.