2015_Colònia Güell
enero 18, 2015
En este lugar Mon iba con el cole cuando era niña, yo lógicamente no, pero de adulta no había vuelto a ir y como yo tenía ganas de visitarlo, esta semana hicimos una reserva para la visita guiada. El programa consistía en visitar en primer lugar la colonia y después la cripta (http://www.gaudicoloniaguell.org)
Cómo de costumbre y a pesar de levantarnos a una hora decente, logramos llegar tan justos que no esperamos ni siquiera 1min así que empezamos.
Nuria, la guía, empieza a contarnos un poco la historia de las fábricas que inicialmente estaban ubicadas dentro de la ciudad de Barcelona, hacia finales del siglo XIX los crecientes conflictos sociales debidos a la explotación de los trabajadores y a los constantes alborotos hicieron tomar la decisión al Eusebi Güell de iniciar un nuevo marco de industria fundado en una colonia donde la mayoría de sus trabajadores pudiesen tener un entorno favorable, viviendo al lado de la fábrica constituyendo así un verdadero y propio núcleo urbano tutelado por la empresa.
En Cataluña existieron unas cien colonias industriales pero ninguna de ellas incluían mejoras sociales así cómo equipamientos culturales y religiosos. Muchos edificios construidos por arquitectos modernistas están hoy en día en perfectas condiciones gracias también a las reformas correspondientes, el más emblemático es sin lugar a dudas la Cripta de Antoni Gaudí.
Somos un grupo bastante numeroso, raro por ser enero, claro está que a parte un par de familias, el resto son del imserso. Al final de una calle en subida llegamos a lo que, hasta hace tan solo unos años, era la escuela, un edificio dividido en dos, la propia escuela y la casa del maestro, recuerda vagamente a la peli de Harry Potter. No se puede entrar, nos cuenta que por dentro está apuntalada, el ayuntamiento no dispone de recursos para reformarla y poderla visitar, una pena.
Volvemos a bajar y llegamos a Ca l’Espinal donde residía el administrador de la Colonia, es el edificio de mayor calidad construido aquí. La suerte es que trás las explicaciones, todo el mundo se va mientras yo me quedo tranquilamente a hacer fotos.
Seguimos andando y vemos unos tras otros todos aquellos edificios que en su momento tenían su importancia: el Ateneu Unió con bar, biblioteca y lugar de ensayo del coro, el Teatro Fontova, la casa del Médico que a la vez era una farmacia, la Cooperativa donde los trabajadores podían comprar cada semana lo que necesitaban y finalmente el Convento de las Monjas Carmelitas traídas expresamente para cuidar de los enfermos, de los nacimientos y de los niños.
Eusebi Güell era un hombre que pensaba en todo, siempre en beneficio de la fábrica pero ayudando a sus trabajadores, a los que destacaban les pagaba una educación especial para que pudiesen progresar en sus rangos. Las casa eran consideradas grandes, unos 60m² con jardín y patio interior, todo un lujo para la época.
La fábrica era textil, en ella trabajaba toda una familia, los hombres tenían los trabajos más duros, las mujeres en los telares y los niños llevando cosas de un lado para otro. A principio de la Guerra Civil la fábrica fue colectivizada y gestionada por los trabajadores, cuando se acabó el conflicto fue devuelta a la familia Güell que finalmente en 1945 la vendió a la familia Bertrand Serra. Las casas fueron adquiridas a unos precios simbólicos por las mismas familias que residían y pasaron a ser propiedad de ellas. En la actualidad siguen siendo casas particulares donde viven gente.
Llegamos ahora a una enorme masía: Ca l’Ordal, aquí vivían tres familias de agricultores que cultivaban los campos, tarea importantísima para el auto-abastecimiento de la colonia entera. Curioso ver en el jardín una cantidad impresionante de cactus que han sido plantados por los actuales propietarios.
La área de los edificios de la colonia no es más de medio kilómetro así que las distancias son cortas, ahora podemos apreciar, ese sí, a lo lejos, tanto Can Soler de la Torre, antigua masa del siglo XVII utilizada por la familia Güell cómo residencia y más atrás la chimenea de la fábrica de unos 45m que no es en absoluto la más alta de la época.
Acabada la primera parte de la visita, nos dirigimos ahora a la Cripta. Una vez allí nos sentamos todos fuera y escuchamos su historia.
Eusebi Güell encargó a su amigo Antoni Gaudí la construcción de una iglesia, a la vez le dijo que hiciera lo que quisiera y que no se preocupara ni del presupuesto ni del plazo de acabamiento de las obras. Éstas empezaron en el año 1908, el proyecto era de una iglesia con dos naves, una inferior, la que podemos apreciar hoy en día y una superior, nunca construida, la razón es porque tras la muerte de Eusebi, en el año 1914 sus hijos decidieron invertir los recursos económicos a modernizar la fábrica aparcando de forma definitiva la construcción de la nave superior.
La Cripta fue acabada por otro arquitecto que se encargó de ponerle un techo, a sufrido un par de modificaciones hasta casi la actualidad donde en su parte exterior se ve claramente lo que era de la época y lo que se ha construido recientemente. desde el año 2005 forma parte de la UNESCO.
Finalmente entramos. Lo primero que veo es la claridad de la luz que entra a través de las ventanas que son ni más ni menos vidrios de flores de colores, una vez sentados podemos apreciar cómo una de ella, una vez abierta, se parece cantidad a una mariposa. Nuria me pide ayuda para explicar con una maqueta invertida una de las técnicas utilizadas por el que sin duda alguna ha sido un genio de la construcción.
Las explicaciones siguen, el espíritu integrador de todos los materiales utilizados tanto en su interior cómo en el exterior, las columnas que están torcidas, soluciones originales que permiten encontrar el justo equilibrio entre lo visualmente bonito y lo determinante para el sustento de la estructura, sin lugar a dudas esta «simple» Cripta ha sido el ensayo general para aplicar estas técnicas en lo que es al culminación de todas las obras de Gaudí: la Sagrada Familia.
Han sido dos horas que nos han parecido cortas, no sabría cómo definir las sensaciones que uno prueba estando en este lugar de encanto, Nuria se despide y desaparece, el resto nos quedamos observando cada detalle y siguiendo disfrutando.
Bajo mi punto de vista, una visita imprescindible y ahora a preparar la siguiente, me estoy aficionando a esto de hacer de turista aquí…
enero 20, 2015 a las 10:16 AM
Hará unos 6 años estuve en la Colonia a ver una «Fira Medieval» que hacen año tras año con representaciones teatrales por las calles y de artesanos de la época ( el panadero, zapatero, herrero…) pero no visite la cripta.
Siempre me ha parecido un lugar con un encanto especial.