2016_Pisa-San Gimignano, Día 3, 84Km
junio 3, 2016
Hoy seguimos el programa prestablecido, desayuno casi completo, nos vamos y compramos los tickets para el tour guiado, antes Mon se da cuenta que ayer perdió la goma del pelo y en una mercería nos regalan una, que hospitalarios que son los pisanos. Nos sentamos en una terraza para esperar la hora de la visita, nos tomamos un café y un agua. Ha empezado a caer una lluvia muy fina.
Arranca la visita delante de una maqueta. Los edificios que conforman el conjunto, son de Oeste a Este, el Batisterio, la Catedral y la Torre inclinada, al norte el Camposanto. Según la explicación religiosa simbolizan la salida del hombre de la oscuridad, la vida, la ascención al cielo y la muerte.
El grupo es numeroso pero ordenado, seguimos las explicaciones de la guía, este espacio se empezó a crear hacía el año 1096 después que los pisanos celebraron la victoria de Palermo en la primera cruzada, que era solamente defensiva, contra la invasión de los sarracenos. En aquel entonces Pisa era una de las cuatro potencias marítimas occidentales del Mediterraneo.
Salimos al exterior en dirección a la torre, cómo es lógico lo primero que se expone es el problema que hubo cuando se habían construido las primeras tres plantas y, debido a su enorme peso, el suelo arenoso y húmedo se derrumbó causando la inclinación hacia un lado. La construcción se paró hasta que un segundo arquitecto retomó la construcción poniendo en marcha varias medidas que hicieron posible seguir hacia arriba. Finalmente el tercer arquitecto que culminó la obra la cerró por su parte superior.
Si nos fijamos bien se ve clarisimamente que su forma, conforme se sube, se asemeja más a un plátano que a una torre. En la actualidad las obras para su estabilidad, en principio para los próximos dos siglos, y que han durado más de veinte años se han centrado en estabilizar la torre y reforzar los cimientos y el suelo.
Vamos ahora a la Catedral, su fachada es una mezcla de diferentes estilos, en ella encontramos un románico muy típico de esta zona, toques árabes, estilo longobardo y hasta gótico, ósea un mix de todo. En este caso está en obras tanto en una parte exterior cómo en un lateral interior que por supuesto impide hacer una foto global en condiciones.
Tercera parada en el Baptisterio cuya peculiaridad diría que es su enorme dimensión, su cúpula es cónica en su interior y redonda en la parte exterior, la guía nos explica que entre ambas hay un espacio hueco que hace resonar cualquier canto en voz alta, de hecho a los pocos minutos hay un ejemplo práctico de este echo, cada media hora se puede escuchar a un chico o chica que desde el centro emite sonidos con la voz, la verdad es que es algo insólito.
La visita se acaba, nosotros tenemos en quince minutos los tickets para subir a la Torre, dejamos los bolsos en consigna, pasamos los controles de seguridad y subimos, curioso ver cómo la gente se desplaza hacia el exterior por donde está la inclinación, yo me centro en establecer el punto de equilibrio vertical. Arriba no hay mucho que ver, una ciudad donde a parte de este conjunto, poco cosa hay que visitar. Un selfie y bajamos.
Salimos de la zona turística por la “piazza dei Cavalieri”, desde allí vamos a comer en unos de los restaurantes recomendados desde el hotel con una estrella Michelin, Osteria dei Cavalieri (http://www.osteriacavalieri.pisa.it) donde comemos muy bien a un precio razonable, vamos que lo recomiendo.
Antes de regresar al hotel vamos a ver la iglesia de Santa Maria de la Spina ubicada justo al lado del rio Arno, que vemos desde el lado opuesto. Le digo a Mon que quizás no valga la pena cruzar el puente para verla en situ pero ella justamente me dice: ya que hemos venido hasta aquí acerquémonos, pues vale. Justo al llegar y con varios turistas en el perímetro, Mon se encuentra un bonito billete de 50€ que con disimulo recoge en el suelo y sigue con la mirada de interés hacia la pequeña iglesia. Luego me comenta que solamente por eso ha valido la pena acercarnos, no le quito la razón, hoy la comida nos ha salido gratis.
Ya en el hotel, cargamos maletas y salimos de Pisa, algo de tráfico por las arterias principales, vía rápida para finalmente desviarnos por carreteras interiores, empiezo a disfrutar de la conducción así que amenoro la velocidad y observo las bonitas vistas de las colinas hasta que empiezan a caer gotas. Prudentemente paramos y nos ponemos los trajes de lluvia. Afortunadamente la cosa no ha ido a más y en menos de media hora llegamos a nuestro destino: San Gimignano.
Aparcamos en el patio interior del hotel justo al lado de dos BMW con matrícula española. Una buena ducha y salimos a pasear por este pueblo medieval amurallado famoso por sus altas torres que en su época eran sinonimo de riqueza y poder según su tamaño y altura. Se respira paz y tranquilidad, la temperatura es agradable.
Nos entra hambre y decidimos buscar un restaurante que habíamos visto anteriormente cuyas referencias ya tenía de haberlo leído en TripAdvisor, el restaurante “Le Vecchie Mura” (http://www.vecchiemura.it/it/ristorante.htm) donde disfrutamos de una cena romántica sentados en la terraza mientras atardece el día, una botella de vino Chianti cae, nosotros logramos llegar hasta el hotel y descansar, mañana más.