2017_Santiago-San Pedro de Atacama, Día 3
noviembre 7, 2017
Hoy Mon se ha despertado a las 6:00h y no ha podido volver a dormirse, por lo tanto sobre las 7:00h nos hemos puesto en pie, ducha, desayuno, redes sociales, check-out y para el aeropuerto que vamos, hoy nos espera el vuelo para Calama y desde allí a una hora de camino llegaremos a nuestro destino: San Pedro de Atacama donde nos quedaremos hasta el sábado.
El vuelo de un par de horas transcurre sin incidencias, bueno ha faltado la comida…
El aeropuerto de Calama está ubicado en medio de la nada, eso si, con una terminal nueva, más tarde el chofer nos informa que se ha inaugurado hace tres años sustituyendo la antigua que había quedado obsoleta por el incremento constante del turismo.
Durante el vuelo he tenido como un presentimiento de que no nos iban a buscar y, en efecto, a la salida no había nadie con el cartel en la mano con mi nombre. Preocupado? Pues no, directo al mostrador del transfer a San Pedro de Atacama, pagamos la misma cantidad que nos había ofrecido la agencia de los tours y nos vamos.
Salimos de la zona del aeropuerto, dejamos a nuestra izquierda Calama, más que un pueblo parece un aglomerado de casitas que se aguantan por los pelos y entramos en una carretera de un carril por cada sentido de marcha bastante recta y muy poco transitada.
Al poco rato Mon se duerme, yo miro, alrededor solamente hay tierra, piedras, altiplanos y nada más, un sol abrasador ilumina a una gran distancia, el cielo completamente despejado.
Vamos adelantando poco a poco los escasos vehículos que encontramos, los carteles indican 100Km/h nosotros vamos diez por encima, yo iría tranquilamente cincuenta por encima…
En menos de una hora llegamos, justo al entrar en el pueblo, el asfalto se convierte en tierra, pregunto al chofer porqué y me contesta que es para preservar el pueblo en su origen (¿?), en seguida estamos delante de nuestro destino, La Casa de José, otro B&B reservado en Booking con muy buena puntuación.Nos abre un chico Uruguayo de origen italiano, nos entrega la llave de la habitación, desmontamos parcialmente las maletas, nos cambiamos y salimos hacia el centro que está relativamente cerca.
Un chico nos oye hablar de la agencia Layana (https://www.turismolayana.cl/inicio) y nos indica su ubicación, en pocos minutos entramos. Nuestros datos están ingresados en el sistema, todo es correcto menos cuando nos quieren cobrar también el servicio de taxi, eso no procede así que hago tachar el total y poner la nueva cantidad rebajada, pagamos, nos explica un poco cuales son los restaurantes donde comer bien y salimos.
A la vuelta de la esquina, entramos en una tienda North Face para comprar unos calcetines para Mon y una gorra de esas con el trozo de tela para tapar el cuello y las orejas para mi.
Mon no aguanta más, necesita comida, pues vale, entramos en uno de los restaurantes recomendados, es pronto para cenar pero dentro ya hay otra pareja sentada, pedimos dos aguas para refrescarnos y luego comida acompañada de cerveza. Todo muy bueno, tengo que reconocer que hasta ahora hemos comido muy bien, claro está que hemos evitado de entrar en aquellos restaurantes que sirven el equivalente de un menú nuestro.
Una vez fuera, el sol va bajando, se levanta el viento y bajan las temperaturas, el tiempo de comprar agua y fruta para volver al B&B. Allí conocemos a la dueña y a su hijo, charlamos un buen rato, le enseñamos nuestro planning para que nos deje preparado el desayuno de mañana ya que nos pasarán a buscar entre la 6:30 y las 7:00h.
Una vez en la habitación preparamos las cosas, a una hora prudente nos dormimos, mañana día duro si así se puede decir, tenemos dos excursiones, empieza la aventura de verdad 🙂
noviembre 8, 2017 a las 8:43 PM
Pero no puedes esperar a ver si te vienen a buscar?, estàs de vacaciones melón. Imagino el pueblo sin asfaltar, que pasada y que envidia. Joder un gorro para taparte las orejas, si es de lana de llama deben de haber dejado peladas todas las de la zona. Da de comer a Mon, tacaño. Abrigaros por la noche, un abrazote muy fuerte para los dos y que sepas q me muero de envidia por todo el viaje.