2018_Pont del Diable
abril 1, 2018
Hoy lunes de Pascua y sin lluvia, que yo recuerde esto no ocurría desde hace años, nos hemos ido con Desy en dirección sur a visitar el «Parc Ecohistoric del Pont del Diable de Tarragona» (http://www.pontdeldiabletarragona.com/).
Tal y como nos suele pasar en más de una ocasión, nos hemos levantado con calma ya que la visita reservada era para las 12:00h y cuando no hay prisa todo va más lento pero hemos logrado salir a una hora prudente, el error ha sido mío ya que, en lugar de ir directamente por la autopista, he conducido por la C-31 perdiendo así mucho tiempo que he intentado recuperar en el último tramo, este si en autopista, con la consiguiente bronca por parte de Mon por la excesiva velocidad.
Al final hemos llegado al parking a las 12:01h rápidamente nos hemos dirigido hacia el puente sin encontrar ningún tipo de taquilla, regresamos y preguntamos al bar y precisamente allí una camarera nos indica de hablar con el chico que estaba explicando a un cliente lo que había de comer. Cuando llega nuestro turno, le pregunto y me dice que no tiene constancia de ninguna visita a las 12:00h, si había una a las 10:00h con un grupo de japoneses, le enseño la copia del e-mail de confirmación de la reserva y me dice que la plataforma de las reservas no funciona siempre bien y que ellos no han recibido la petición. La siguiente pregunta es ¿Y ahora qué? Me contesta que no hay ningún problema, podemos hacer la visita, iniciamos en este preciso instante, una vez más un guía solo para nosotros.
Una vez hechas las presentaciones, hasta ahora estábamos hablando en catalán, le digo que soy italiano y el cambia al italiano pero Mon le dice que prefiere catalán, no hay problema.
Nos encontramos en un parque que ha sido abandonado durante décadas, No me ha quedado en la memoria desde cuando pero la gestión actual ha conseguido cambiar por completo el rumbo de los acontecimientos. La base de todo ha sido cuando Tarragona ha pasado a formar parte del Patrimonio Universal de la UNESCO, el «Pont del Diable» se ha añadido al listado de las diferentes construcciones romanas ubicadas en esta zona.
Este parque existe desde principio del siglo XX gracias a los hermanos Puig i Valls, propietarios del terreno, tras la muerte de ambos y al no tener descendencia, fue abandonado y la vegetación cubrió prácticamente la totalidad.
Sebastiano nos cuenta que desde que su socio y el ganaron el concurso público, se hicieron responsables de volver a dar la forma original del parque, árboles, plantas, caminos, se ha logrado devolver poco a poco la idea original, queda mucho por hacer pero están en un buen camino. Con ayudas exteriores han conseguido un sistema de riego por caída, voluntarios que dedican días a la limpieza en general, se han habilitados zonas para pic-nic para que familias y grupos de amigos puedan disfrutar de este espacio público.
Tras pasar por una pequeña cantera en la parte alta del parque llegamos finalmente al Acueducto de les Ferreres, su nombre real. Los romanos construyeron esta obra para llevar el agua a Tarraco, un acueducto de casi 200m de longitud y casi 30m de altura en dos hileras de arcos. Pensar que esta obra tiene más de dos mil años lo hace aún más imponente.
Observándolo bien podemos ver que su parte superior ha sido retocada, de hecho pasa algo muy raro, está abierto al público, es decir que la gente puede pasar de un lado a otro, me parece fatal, Sebastiano nos comenta que han tenido que intervenir porqué desgraciadamente algunas personas lo han utilizado para suicidarse, otro personaje a pasado con una moto de trial haciendo caballito, en fin… lo bueno es que probablemente se cerrará de forma definitiva en un futuro no muy lejano.
La visita guiada se acaba aquí, Sebastiano nos invita a que sigamos por libre y que vayamos después al restaurante que nos invita a una copa de vino.
Ya que estamos cerca de la parte superior del acueducto, decidimos caminar de un lado al otro, hay que aprovechar esta oportunidad. Desde esta perspectiva se nota la altura, poco a poco vamos caminando sin cruzarnos con nadie, una vez llegados al final empezamos la bajada, yo me pongo a medir a grosso modo la anchura, aproximadamente un metro y medio, me parecía más ancho.
Vamos bajando cada uno por un lado haciendo fotos, realmente es una construcción muy bien conservada y limpia, se nota que se encuentra en un lugar con poca contaminación, nos volvemos a juntar y decidimos ir a comer. La terraza está abarrotada de gente pero al no tener prisa ni nada más que hacer nos lo tomamos con calma, al rato nos sirven dos copas de vino tinto, luego una ensalada con tortillas y de plato principal cordero y bacalao con garbanzos que compartimos, todo muy bueno, otra copa de vino, café y una charla, esta vez más amigable con Sebastiano que nos cuenta un poco su vida. Es profesor de historia en la universidad de Siena donde da clases de lunes a miércoles, también ha dado clases en Estrasburgo, nos enseña un par de libros sobre el vino del Priorat y Montsant en los cuales ha participado, nacido en Sicilia pero ha crecido en Siena. la comida acaba con dos chupitos de una grappa buenísima.
Pagamos la cuenta, la visita no nos la cobra y regresamos a casa, lógicamente con tráfico por la operación de vuelta de Semana Santa, pero sin mayores complicaciones.
abril 10, 2018 a las 4:56 PM
Cuantas veces hemos pasado la autopista de Tarragona , hemos pagado el peaje de “el Pont del Diable” y hemos podido observar una parte del acueducto.
Una visita muy interesante en un lugar donde a pesar que había mucha gente, por ser el lunes de pascua, y en CATALUNYA está la tradición de comer la mona en la montaña con padrinos, amigos, familiares…. se respiraba una buena energía y mucha paz.
Solo desearle mucha suerte a Sebastiano y socio en el proyecto y como no, darles las gracias por recuperar algo tan bonito.