2018_París, Día 4
mayo 3, 2018
Hoy nos hemos alejado de la ciudad en dirección Versalles donde hemos pasado el día entero.
En un principio había programado el desplazamiento hasta Versalles cogiendo una línea de metro y luego la RER amarilla pero Xabi nos ha aconsejado de bajarnos en la estación de Montparnasse y coger cualquier tren que va en dirección Versalles, hay varios y así lo hemos hecho.
Una vez allí, salimos de la estación y en aproximadamente 10min llegamos a la avenida que lleva al palacio, venimos sin entradas pero en la oficina de información del ayuntamiento preguntamos a una chica que nos atiende en español, nos vende las entradas sin colas por tan solo 2€ más que en el palacio, se trata de una comisión oficial, claro. Además nos da un consejo que solamente eso vale más de la comisión, que es el de olvidarnos de entrar por la mañana en el palacio y disfrutar primero de los jardines, comer y después sobre las 15:00h sí, entrar.
Efectivamente al acercarnos a la entrada la cola era larguísima, al no saber si, independientemente de donde quieres acceder, hay que hacer o no la cola, le digo a Mon que se espere mientras voy a investigar. En seguida descubro que el acceso a los jardines es directo, sin cola y sin problemas, la llamo y nos reunimos en seguida.
Empezamos nuestra visita o, mejor dicho nuestro paseo, por el lado izquierdo donde podemos observar desde arriba de la terraza los diferentes dibujos de los jardines repletos de, cómo no, jardineros trabajando. Debe de ser un ejercito de jardineros teniendo en cuenta la enorme superficie que ocupa el terreno y sus diferentes jardines y bosquetes.
Vamos paseando, que paz, un pasillo, una curva, una fuente, una escultura, un poco de sol, un poco de sombra, una foto por aquí y otra por allá, es difícil captar la magnitud de lo que nuestros ojos están viendo. Pasa el tiempo y acabamos el primer cuadrante, ya nos encontramos en el estanque de Apolo, desde este punto un enorme canal casi se pierde en el horizonte
Más que un jardín esto se parece a un enorme bosque muy bien cuidado. Hay bastante turistas que optan por coger el cochecito eléctrico tipo campo de golf para desplazarse, otros lo hacen en bici, hay también un trenecito, en el canal barquitos, nosotros seguimos caminando hasta llegar al «Gran Trianon» residencia de la reina Maria Antonieta.
Aquí hay poca cola, entramos en seguida, otra interesante visita, una vez fuera podemos observar que detrás del edificio hay otro gran jardín cómo si no existiera el fin de este enorme complejo. Más tarde mirando un punto rojo en el folleto que nos entregaron al comprar las entradas leo que desde la entrada del recinto hasta el punto más alejado hay 3500m y se tarda aproximadamente 1h en recorrer esta distancia.
Queríamos visitar ahora el otro jardín de la reina pero desgraciadamente está cerrado así que nos vamos a comer en uno de los dos restaurante que hay, una «omelette» de champiñones para compartir y dos filetes con unas patatas fritas naturales cortadas de una forma que nunca había visto antes, muy buenas por cierto, sirven para recargar fuerza y emprender el regreso al punto de salida.
Hay que decir también que al levantarnos, nuestras piernas empiezan a fallar por el cansancio acumulado pero en seguida vuelven a andar de forma normal. Vamos visitando el resto de los jardines hasta llegar a la entrada del palacio.
Ahora la cola es menos de la mitad de la que había esta mañana, perfecto, entramos, audio-guías y visita. Teniendo en cuenta de que hay instancias grandes y otras menos pero que en todas ellas hay embudos provocados por la masa de gente que tiene obligatoriamente que pasar por las mismas puertas, la cosa se hace un poco agobiante.
Me quedo con el hecho de que este es uno de los lugares que han sido clave en la historia de Francia, hay que ver cómo vivían los reyes en aquel entonces para entender lo que significaba ser rey o formar parte de la elite, tanto espacio para tan pocas personas, esculturas, trabajos en madera, pinturas, frescos y sobre todo el color oro presente en todos los rincones del palacio hasta la saciedad, esto si que es horroroso.
Acabamos la visita, devolvemos las audio-guías, una rápida visita a la exposición de las carrozas en el edifico denominado Caballeriza Mayor, tren, metro, cenita y a dormir, estamos reventados.
Hay que contar también que inesperadamente el calentador ha dejado de tener la llama encendida, esto significa que no hay agua caliente, he intentado volver a encenderlo pero debe de tener algún problema ya que cuando suelto el pulsador se apaga la llama, consulto con Xabi el cual me dice cómo arreglarlo pero estoy tan cansado que lo dejo para mañana.
Mañana, como no podía ser de otra forma, tocas la Torre Eiffel.
mayo 19, 2018 a las 7:54 PM
Versalles… caminas y caminas sin notar el cansancio y el agobio de los turistas hasta que te sientas a comer, que al levantarte notas que tus piernas se niegan a ponerse rectas, jijiji hoy a sido un día de relax!!!